Banca y finanzas

Ana Patricia Botín, aires nuevos para Santander con la cuarta generación

El nombramiento de Ana Patricia Botín como presidenta de Banco Santander representa un cambio que, por repentino que sea, estaba ya en la cabeza del recién fallecido Emilio Botín. La llegada de Ana Patricia supondrá otra bocanada de aire nuevo en la dirección y la culminación de un proceso de rejuvenecimiento de la cúpula iniciado ya hace un par de años en el banco.

La elección de Ana Patricia mantiene a los Botín al mando de Santander desde hace casi 100 años de manera prácticamente ininterrumpida. Se trata de la cuarta generación de la saga familiar que ocupará la presidencia del banco. A sus 54 años, la eterna heredera coge las riendas de la entidad según lo tenía planeado ya su padre.

Llega en un momento clave, en el inicio de una recuperación económica en la que todavía hay importantes desafíos para el sistema. La ejecutiva podrá desplegar toda su experiencia y conocimientos amasados durante años tanto en el banco como fuera de él.

Empezó en puestos inferiores

Como su padre, inició sus primeros trabajos en banca en los puestos más inferiores, para conocer el funcionamiento del sector en toda su cadena de producción. Desde siempre, por sus inquietudes, fue la preferida de los seis hijos de Emilio Botín para la sucesión. Por eso, a lo largo de su vida se ha preparado para ello.

Cursó estudios de Economía, de lo que se graduó en un centro de Filadelfia y realizó un postgrado en la Universidad de Harvard. Durante su juventud compartió la formación académica con su pasión, la música y el piano, heredada de su madre Paloma O´Shea.

En 1981 entró a trabajar en estadounidense JP Morgan, entidad en la que permaneció siete años en el área de mercados financieros. Tras su paso por Norteamérica, se incorporó a las filas del banco familiar. Durante meses trabajó junto a su hermano Emilio. Fue directora de mercados de capital en la división Internacional. En menos de un año accede al consejo de administración del banco y, poco después, a la comisión ejecutiva.

En 1991 su padre le confía la labor de impulsar Santander de Negocios, una filial dedicada a la banca de inversión, de la que fue consejera delegada. Desde esta franquicia desarrolló un banco en Latinoamérica, cuyos resultados no fueron del todo exitosos.

Salida y vuelta al banco

Este proyecto y la fusión del Santander con el Central Hispano obligaron a Ana Patricia a abandonar la entidad familiar. El consejero delegado de éste último, Ángel Corcóstegui, pidió la salida de la ejecutiva y su padre tuvo que ceder ante las pretensiones de su socio.

La directiva se fue a Estados Unidos, donde apostó por una empresa tecnológica, de la que tuvo que hacerse con el 100% del capital tras el estallido de las puntocom.

La marcha de Corcóstegui permitió a Ana Patricia regresar al Santander. Fue designada presidente de Banesto, puesto que ocupó hasta 2010, poco antes de la fusión entre ambos. Desde entonces, ha llevado las riendas de la filial británica del grupo.

Objetivo: recuperar la rentabilidad

Ahora vuelve a España, a dirigir una multinacional con intereses en multitud de países. Su experiencia internacional ayudarán a la banquera a enfrentarse a los retos del futuro. El más importante: recuperar la rentabilidad de la entidad perdida durante la crisis.

De carácter afable, Ana Patricia Botín mantiene una cierta distancia por su timidez en las conversaciones. Presume de ayer llegado donde ha llegado no por ser hija de quién es, sino por su trabajo desarrollado durante tres decenios. Siempre le ha gustado que le llamaran presidente y no presidenta, a pesar de que haber sido la primera mujer en llegar a lo más alto de un banco español.

En su gestión le gusta conocer de primera mano el trabajo de sus empleados, a los que intenta animar. Durante su paso por Banesto acudía a infinidad de sucursales para comprobar el estado real la plantilla y los entresijos de la comercialización de productos. Sabe que en banca lo importante es cuidar al cliente.

Pero, Ana Patricia Botín también asiste a importantes reuniones. Es habitual, por ejemplo, a las reuniones de Davos, en el que participan las autoridades y expertos más destacados de mundo económico y empresarial.

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