
Catalunya Banc prepara la venta de sus negocios no estratégicos al margen de la subasta de la entidad. El objetivo es maximizar los activos de la entidad nacionalizada y limitar al máximo posibles las pérdidas al Estado. En la actualidad el equipo directivo trabaja junto al Frob y Nomura en el diseño de esta desinversión a la carta, en la que la gestora de fondos y planes de pensiones, la red de sucursales fuera de Cataluña, la filial de bolsa y la cartera de créditos fallidos podrían colocarse de manera separada a distintos inversores.
"El proceso está en marcha", destacan fuentes conocedoras del plan que, añaden, que la búsqueda de compradores aún no ha comenzado. La intención es que se inicie próximamente y se lleve a cabo a la par que la puja competitiva por la entidad. El director general del Frob, Antonio Carrascosa, indicó a finales de 2013 que daría el pistoletazo de salida en enero. Caixabank, Santander y BBVA parten como favoritos para quedarse negocio core, que cuenta con cerca de 850 oficinas tras la aplicación de los ajustes comprometidos con Bruselas a cambio de las ayudas de 12.000 millones de euros.
Los activos no estratégicos estarían 'reservados' a priori para los fondos de inversión, a excepción de las oficinas de fuera de Cataluña. Éstas, según las mismas fuentes, podrán colocarse más fácilmente en lotes a diferentes entidades en función de la localización geográfica.
Tras el ajuste de unas 120, Catalunya Banc cuenta con 180 sucursales en distintas regiones españolas, principalmente Madrid y Comunidad Valenciana.
El Frob, que ha dado por perdido ya el dinero inyectado en la entidad, no quiere aportar mucho más dinero público. Carrascosa ha señalado en alguna ocasión que la adjudicación de la catalana iba ser "imaginativa", es decir de una manera totalmente diferente al resto.
Reducir las ayudas adicionales
Sólo en Novagalicia el Estado ha podido encontrar un comprador dispuesto a pagar. Banesco desembolsará 1.000 millones por la gallega. Pero, como había sido habitual en ocasiones anteriores, el Frob ha tenido que comprometer recursos para futuras pérdidas. Es lo que se conoce como Esquema de Protección de Activos (EPA).
En el caso de Novagalicia, son hasta 800 millones por varias contingencias, como el litigio que mantiene con la aseguradora Aviva por la ruptura de su alianza, el coste del fin de las cláusulas suelo o las condenas por preferentes.
Con Catalunya Banc la venta a la carta de los activos no estratégicos, el fondo de rescate pretende reducir todo lo posible este tipo de garantías adicionales para el comprador de la unidad central de negocio. A principios del año pasado, alguno de los participantes en la puja que finalmente se suspendió reclamaban un EPA que alcanza los 2.500 millones. La idea es que esta petición baje sustancialmente con la fórmula de desinversión elegida en la actualidad.
Para la actividad core, el Frob ha contratado a N+1, que está preparando el data room para el estudio previo de la entidad nacionaliza.