La banca comienza a financiarse mejor y, sin embargo, el crédito se encarece. En el arranque de año, los movimientos de las entidades financieras españoles pueden resumirse de la siguiente manera: se ha bajado la rentabilidad dada en los depósitos a los clientes, varias entidades financieras han salido al mercado a captar miles de millones de euros con emisiones de deuda y... prestan más caro.
El tipo de interés medio de las hipotecas nuevas aumentó en 33 puntos básicos en apenas dos meses -del 2,93 al 3,26%-, en 125 puntos en los créditos al consumo -del 8,31 al 9,56%- y en 11 puntos básicos en la financiación a empresas. El precio de los préstamos inferiores al millón de euros para compañías alcanzó el 5,65%.
La situación enfría la tesis de que el alivio en su asfixia de liquidez ayudaría a abrir pronto la espita del crédito y hacerlo más barato, alegada en la adopción de determinadas medidas.
Freno a la guerra del depósito
El Banco de España atajó el pasado diciembre la guerra de precios abierta entre las entidades para robarse depósitos de clientes ante las dificultades para emitir deuda. El resultado no se hizo esperar, la inmensa mayoría de los bancos limitaron la retribución en las imposiciones a un año al 1,75%, frente al 4 que ofertaban algunas -la eludió la banca extranjera, al ser ajena al control del supervisor español-. Y, al instante, la rentabilidad media ofrecida por el sector cayó al 1,94% en febrero para los depósitos a plazo de familias, frente al 2,83 de diciembre y el 2,91% de noviembre -casi un punto menos-.
En las imposiciones a empresas, pasó desde el 2,08% de 2012 a un 1,63% dos meses después. Y pese a retribuir peor, la banca captó en esos dos meses 4.639 millones de euros nuevos de hogares y empresas en depósitos, un 0,52% más. Resultado: más ahorros de clientes bajo gestión a un coste inferior.
Fin de la guerra del pasivo
Una razón para enfriar la guerra del pasivo es, precisamente, poder atraer ahorros a menor precio para bajarlo después al crédito y hacerlo más accesible a pymes y familias. Otra, es preservar una solvencia de la banca que tanto ha costado restablecer -el supervisor advirtió a las entidades que les exigirá más capital si la deterioran por desoír su consejo-.
Pero es que también han captado fondos a manos llenas en los mercados de capitales. Ahí, el detonante de la mejora llega antes, a la vuelta del verano, con la promesa del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, de defender a la deuda pública española del ataque que sufría en los mercados si solicitaba el rescate. Sus palabras bastaron para desinflar una prima de riesgo encaramada en los 600 puntos hacia cotas de los 400 y la banca se animó a aprovechar la ventana para colocar deuda.
Solo en los primeros compases de 2013 captaron más de 10.000 millones entre deuda senior y cédulas hipotecarias, calcula La Caixa en un informe de febrero. Pero ¿qué ocurre? Sigue sin fluir el crédito y varias entidades se apresuran a devolver unos 50.000 millones al BCE solicitados en las subastas extraordinarias y con dos años de antelación al plazo fijado para el reintegro, y bajan la dependencia de su ventanilla a 271.840 millones netos, el 31,97% de todo lo prestado a la banca europea en febrero.
El BCE descarta más medidas
El presidente del BCE rehusó el viernes pasado tomar nuevas medidas para incentivar el crédito. Según, Draghi el sector cuenta con liquidez suficiente y si no fluye es porque prestar obliga a reforzar el capital o por el miedo a que no sea devuelto. El mantra de la banca es el crédito cae porque falla la demanda por parte de clientes solventes y empresas y familias prefieren reducir deuda a solicitar financiación, por miedo a no poder devolverla.
El encarecimiento del escaso crédito que se dispensa respondería en parte a esa decisión de la banca de guarecerse frente a una morosidad aupada en el 10,78% y a la que aún le queda recorrido al alza. La lección extraída de otras crisis es que los impagos solo remiten entre seis y ocho meses después de que la economía vuelva a generar empleos, lo que aplaza ese hito hasta, al menos, avanzado 2014.
Un informe del servicio de estudios de La Caixa resume los retos de la banca para este año en preservar la liquidez, la solvencia y mejorar una rentabilidad que considera, "insosteniblemente baja". La capacidad de maniobra es mínima: reducir costes, algo que abordan con ajustes de plantilla y oficinas, y mejorar los ingresos, donde encarecer los créditos cuenta porque la vía del cobro de comisiones resulta insuficiente con la falta de negocio y menguada contratación de productos financieros.
En todo caso, el precio es importante pero no determinante. El acceso a la financiación se complica porque la banca, mucho más precavida, exige más garantías y prestar menos dinero y a menor plazo.