Aragón

Luces y sombras de Opel un año después de su integración en el Grupo PSA

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Un año después de la culminación del proceso de integración de Opel/Vauxhall en el Grupo PSA, en la planta de Opel en Figueruelas (Zaragoza) se han producido cambios para adaptarse a las nuevas exigencias. Un camino que ha permitido despejar el futuro de la factoría, pero que no ha sido fácil. Ahora, con cuatro modelos en producción, Figueruelas sigue trabajando por tener futuro, pero siempre pendiente de una palabra: competitividad.

Mañana día 1 de agosto se cumple un año de la culminación del proceso de integración de Opel/Vauxhall en el Grupo PSA. Una finalización que la compañía anunciaba con un comunicado en el que se anunciaba "Nace un campeón europeo: Opel y Vauxhall se unen al Groupe PSA".

Doce meses más tarde, ya se tiene un primer balance de este proceso de integración con el que se ha producido una "fuerte recuperación" de Opel/Vauxhall como parte del Grupo PSA, según han afirmado desde la empresa.

Una recuperación que viene avalada por los resultados económicos que la compañía presentó la semana pasada y que cifran en 502 millones de euros los beneficios durante el primer semester y un flujo de caja operativo de 1.200 millones de euros. Un año después de formar parte del Grupo PSA, Opel/Vauxhall ha vuelto a los beneficios y el margen operativo corriente en el primer semestre de 2018 ha sido del 5%.

Estos resultados han sido posibles por la ejecución del plan estratégico PACE!, que se presentó el 9 de noviembre de 2017 con el fin de que Opel/Vauxhall dejara atrás los años de numeros rojos y comenzase la senda de la recuperación para convertirse en una marca rentable, eléctrica y global.

"Somos una compañía completamente distinta a la que éramos hace 12 meses. Hemos establecido el rumbo hacia una competitividad aún mayor y ya hemos preparado muchas áreas para el futuro. Nos estamos beneficiando enormemente de formar parte del exitoso Groupe PSA. Estamos muy agradecidos por ello -y es nuestra obligación", ha afirmado Michael Lohscheller, presidente y consejero delegado de Opel, a través de un comunicado.

A lo largo de este año, ya se han llevado a cabo nuevas decisiones de inversiones y asignaciones de producto en toda Europa como la adjudicación de la sexta generación del Opel Corsa a la planta de Figuruelas, que comenzará a fabricarse en exclusiva a finales de 2019 para su lanzamiento en 2020, así como su versión eléctrica. Un modelo que se sumará al Opel Crossland X y al Citröen C3 Picasso, que se producen en la actualidad en la factoría zaragozana junto con el Mokka, que se dejará de ensamblar en 2019.

Además, la planta de Figueruelas ha aumentado su producción un 18% en el primer semestre de este año en términos interanuales y la previsión es que este ejercicio se pueda finalizar con la fabricación de entre 440.000 y 450.000 coches si no se producen cambios en el mercado. Aún con todo es una cifra dista de las 485.857 unidades en el año 2007.

En la factoría también se siguen realizando inversiones y se ha pasado de 15 a 17 turnos de trabajo con la incorporación de entre 110 y 120 personas, y se baraja la posibilidad de incorporar un nuevo turno especial de fin de semana, que podría suponer entre 600 y 700 contrataciones.

Nuevos horizontes igualmente abre la apuesta por la exportación para que Opel sea global y duplicar las ventas fuera de Europa para 2020, estando Marruecos, Túnez, Sudáfrica y Líbano en el punto de mira.

Los retos y desafíos

A pesar de que empiezan a verse los buenos resultados de la integración, el camino no ha sido fácil en la factoría zaragozana. "Teníamos claro la compra de PSA porque General Motors nos quería dejar caer. Lo teníamos claro para poder seguir trabajando", ha explicado José Carlos Gimeno, de UGT en la planta de Figueruelas en Zaragoza, a elEconomista.es

Una valoración positiva de la operación de compra que se ve respaldada por los resultados positivos obtenidos por PSA en el primer semestre de este año porque "se necesita una estabilidad económica y que la empresa genere beneficios. Los números negros son vitales", añade José Carlos Gimeno, quien incide en ese balance positivo "aún con las sombras".

Y es que, desde la compra, la factoría se ha tenido que adaptar a los requisitos del Grupo PSA, que es "más exigente no solo en el gasto y en reducirlo, sino también en exigir más a los trabajadores", lo que llevó a una negociación muy dura del convenio colectivo, que culminó con importantes concesiones por parte de la plantilla, que asumió congelación salarial y recortes en pluses, entre otros diversos recortes.

Pese a ello, Figueruelas ha demostrado que ha sido capaz de responder a las exigencias productivas de PSA. "Nuestro compromiso es hacer todos los coches que nos pidan. Iniciamos el año con una producción de unos 380.000 coches y ahora ya estamos en 400.000. Ha habido un aumento importante en la producción y la plantilla ha mostrado su capacidad de reacción".

La planta de Zaragoza ha conseguido superar en el primer trimestre de este año la producción de las otras factorías de PSA en España (Vigo y Madrid), y está dispuesta a seguir trabajando. "Esta planta lleva abierta 30 años y queremos que siga abierta otros 30 años como poco. El sector de la automoción es importante en Aragón y hay que mantenerlo. No vamos a renunciar a nada y siempre haremos todos los coches que tengan que salir".

De momento, las posibilidades de futuro son positivas con el nuevo Opel Corsa -ya la sexta generación que saldrá de Figueruelas-, tanto en producción como en empleo con la negociación de ese nuevo turno especial de fin de semana, que se comenzará a negociar tras el verano, y el mantenimiento del contrato relevo.

Sin embargo, en este horizonte también hay algunos retos y desafíos como el fin de la producción del Opel Mokka en Zaragoza en 2019, lo que podría suplirse con más producción de otros vehículos como el Crossland X, por ejemplo, o con otros modelos que podrían asignarse a esta factoría aragonesa. 

Pero, además, también habrá que seguir trabajando para mejorar la competitividad en la que tanto se incide desde PSA. Y es que, a pesar de todos los esfuerzos, capacidad de trabajo y de respuesta y versatilidad de la planta de Zaragoza, esta factoría es algo menos competitiva que las de Madrid o Vigo. Y la competitividad es una palabra clave para el Grupo PSA.

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