La Asociación de Consumidores Al-Andalus Málaga ha denunciado problemas de suministro y desabastecimiento de dos fármacos claves para el control de la depresión: Tofranil y Ludiomil. También resulta difícil encontrar Paxtibi y algunas presentaciones de Anafranil. Esto ocurre desde mediados de 2013, pero ninguna autoridad sanitaria ha tomado cartas en el asunto. Recientemente han vuelto pero no todas las presentaciones.
Lo más grave es que no hay otros tricíclicos que sean iguales, ni tan eficaces para determinados enfermos. Ni tampoco los modernos psicofármacos. Por tanto, es de obligado cumplimiento que el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía adopten medidas para solucionar el problema.
No podemos pasar por alto que el desabastecimiento de medicamentos para tratar la depresión vulnera claramente el derecho a la protección de la salud, reconocido en el artículo 43 de nuestra Constitución, lo que conlleva a que cualquier persona pueda denunciar a las administraciones central y autonómica, a la Agencia Española de Medicamento y Productos Sanitarios y a los laboratorios encargados de fabricar los medicamentos.
Resulta incomprensible, además, que estos agentes sanitarios se pasen la pelota unos a otros y no aporten ninguna solución. La Agencia Española de Medicamentos reconoce que Noventure, que comercializa Ludiomil y Tofranil, entre otros productos, ha tenido problemas por trasladar su fábrica a otro lugar, pero asegura que ya ha restablecido el suministro. No es cierto. Las farmacias siguen desabastecidas y los pacientes sin sus fármacos.
La Organización Mundial de la Salud considera la depresión una de las principales causas de incapacidad, ocupando el cuarto lugar entre las causas de enfermedad para la población.
¿Cómo es posible que ahora, con las dificultades económicas que hay, quiten los medicamentos más baratos? ¿Debe dinero la Junta a los laboratorios y trata de recompensarlos con los modernos psicofármacos que son más caros?
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