La señal política dada por la UE hacia una mayor prioridad en inversiones competitivas es clara, pero podría haber tenido incluso más recorrido.
En las últimas semanas se han ido concretando las cifras detalladas del marco financiero plurianual 2014-2020 de la Unión Europea. Más allá del debate sobre el monto de las ayudas que puedan corresponder a las distintas regiones y estados miembros, existen algunos aspectos de fondo que han pasado desapercibidos y tienen gran importancia en la asignación y ejecución efectiva de la financiación.
El primero es el importante aumento -mayor del 30%- de la partida de fondos destinada a inversiones en innovación y tecnología en concurrencia competitiva, dentro del epígrafe designando igualmente como "Competitividad", en contraste con la reducción de entre un 10 y un 12 por ciento de las partidas destinadas a Políticas Agraria y de Cohesión (Fondos Estructurales). En valor absoluto, sin embargo, el aumento de la primera no compensa la disminución de las segundas y es en ese desfase donde se percibe con más nitidez la disminución del presupuesto comunitario para los próximos siete años. La señal política dada por la UE hacia una mayor prioridad en inversiones competitivas es clara, pero podría haber tenido incluso más recorrido.
El segundo de ellos es la concentración del esfuerzo financiero en políticas de competitividad en programas de bandera como Horizonte 2020 (H2020), que concentra en la práctica casi toda la financiación competitiva de la I+D+i. No obstante, la focalización de la atención en H2020 puede hacer pasar desapercibidas otras partidas igualmente importantes destinadas a inversiones productivas en tecnología punta o sectores emergentes: comunicaciones por satélite, observación de la tierra y posicionamiento global (Programas Galileo, EGNOS y Copernicus); altas energías (ITER, CERN, ESRF etc.); redes transeuropeas de transporte, energía y telecomunicaciones (programa Connecting Europe) o industrias creativas y de la cultura (Programa Creative Europe).
El monto de todos estos programas es del mismo orden que H2020 y la participación en ellos se realiza a través de licitaciones y concursos de suministros y servicios tecnológicos y de obra civil, en los que nuestras empresas de ingeniería y fabricantes de bienes de equipo tienen una enorme oportunidad, no siempre aprovechada.
El tercer aspecto a tener en cuenta es la importancia creciente de la cooperación con terceros países y economías emergentes o en desarrollo, cuya dotación financiera es igualmente similar a la de H2020. En muchos casos, y con importancia cada vez mayor, esta cooperación se articula a través del apoyo al desarrollo de sus sistemas de innovación y de programas de transferencia y de cooperación tecnológica. Los vínculos de nuestro país con Iberoamérica y el Mediterráneo son en este contexto una ventaja.
Por último, y quizás lo más importante, la gran novedad del marco financiero estriba en su modelo operativo, con un protagonismo destacado de la gestión delegada y por objetivos, el apalancamiento adicional de fondos -en especial privados-, las acciones combinadas y de choque con financiación conjunta de varios programas (Fondos Estructurales, H2020, Programas Tecnológicos) y la colaboración público-privada. Las fórmulas que está desplegando la Comisión Europea son muy variadas, pero en todos los casos cuanto mayor es el compromiso financiero propio asumido por las entidades, consorcios o agrupaciones gestoras, mayor es la financiación otorgada por la CE.
La participación y posicionamiento en las asociaciones público-privadas es la verdadera clave de éxito en la captación de Fondos Europeos en la ronda 2014-2020. De ello depende la calidad y cantidad de nuestros retornos.