El peso de la exportación es cada vez mayor en el PIB, pero los productos exportados no pagan IVA, algo a tener en cuenta.
Una primera consideración sobre las reformas fiscales que se anuncian, sería que están muy condicionadas por la situación de las cuentas públicas, la deuda pública acumulada está por encima del 90 por ciento del PIB y seguirá creciendo si persiste la situación de déficit.
En años anteriores la economía ha estado contrayéndose, el PIB era cada vez menor, o sea que con los mismos impuestos y tasas la recaudación bajaba porque estaban disminuyendo las bases imponibles. Para evitar o paliar la caída de la recaudación se han aumentado los tipos impositivos y se han recuperado algunos impuestos, esto a su vez ha provocado que disminuya la demanda agregada y con ello se ha acentuado la contracción de la economía. Además, resulta especialmente doloroso para los ciudadanos que se eleven los impuestos cuando merman sus rentas, la función estabilizadora de los impuestos debería haber operado en sentido contrario pero los condicionantes: déficit y deuda pública, no lo han permitido.
Ahora, con la vuelta al crecimiento, aparece un momento más oportuno para poder llevar a cabo una actualización del sistema impositivo. Entre los propósitos que se citan para acometerla está el que esta contribuya al crecimiento de la economía. Propósito muy loable que ha de tener en cuenta los cambios económicos habidos en los últimos años. Por ejemplo, la mejora de la economía se ha apoyado en las exportaciones, en el sector exterior, lo que afecta a la recaudación del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), que está previsto para que grave los consumos dentro de un determinado país, por lo que las exportaciones no están gravadas con dicho impuesto. Esto hace que el aumento de producción para la exportación no se traduzca directamente en mayor recaudación de IVA, lo que explica, en cierta medida, que las recaudaciones fiscales no hayan subido en consonancia con las subidas de tipos.
Los cambios que se están produciendo en el modelo productivo tendrán que tenerse en cuenta para el diseño de la reforma, de forma que se consiga la consolidación fiscal y se estabilicen las cuentas públicas con aumentos paralelos en producción y empleo. Cuando la economía crece aumentan las rentas (las bases imponibles), y por tanto la recaudación; este contexto facilita readaptar impuestos y tipos, además si estos cambios facilitan la actividad económica potencian su crecimiento y por tanto el de la producción y el empleo.