Exportar más necesita de un tipo de cambio realista, pero una política monetaria que lo favoreciera tendría un sesgo inflacionista.
Tradicionalmente la inflación y el desempleo han sido los dos grandes males a evitar en el diseño de las políticas económicas de un país. Normalmente la inflación aparece cuando los recursos de una economía se están utilizando en su totalidad o casi, en esta situación lo conveniente es utilizar la política monetaria y fiscal para enfriar la economía con medidas de corte restrictivo. Cuando existe desempleo la situación es la contraria, indica que hay recursos de una economía que no se están utilizando o se están infrautilizando, en este caso lo oportuno es utilizar medidas de política monetaria y fiscal de carácter expansivo.
En Europa existen países en los que existe casi pleno empleo, el peligro a considerar por tanto en el diseño de sus medidas de política económica es la posibilidad de inflación. Por el contrario, en otros países el problema es el desempleo y lo que estos países deberían plantear son medidas de política económica de signo contrario.
La política monetaria no puede contentar a todos. Queda el recurso a la política fiscal, que en el caso de los países con desempleo debería ser de carácter expansivo, pero el problema está que esto requiere de capacidad de endeudamiento por parte de los Estados o al menos por parte de los particulares para estimular el consumo y las inversiones. Esto no es posible en los países afectados.
En esta situación, el mayor uso de los recursos dependerá del sector exterior, de la capacidad de producir y vender bienes y servicios al resto del mundo. Para ello un elemento importante es un cambio realista de la moneda -consecuencia de la política monetaria- que facilite las exportaciones y frene las importaciones, pero este sesgo de la política monetaria sería inflacionista en aquellos países en los que se da prácticamente el pleno empleo. Este es el trasfondo de lo que ocurre con las economías de la zona euro, hay países cuyas economías son fuertemente exportadoras, con casi pleno empleo y no les conviene una política monetaria expansiva que podría provocar inflación, lo contrario de lo que les coviene a los países con desempleo.
Como no existe suficiente movilidad de factores en la zona euro, una opción sería la dotación de infraestructuras productivas que disminuyan los costes de las empresas en las zonas desfavorecidas, se instalarían allí empresas y se generaría empleo, añadido al que generen las inversiones.