
Aires de confrontación volvieron a soplar ayer entre la Junta de Andalucía y el Gobierno central, recordando las dos legislaturas (2000-2008) en las que Manuel Chaves fue el ariete socialista del Gobierno de Aznar.
Las razones en este caso son bien distintas: si entonces el enfrentamiento procedía del supuesto desprecio inversor del Gobierno de Madrid hacia Andalucía en una época de bonanza, ahora se trata de ver quién cumple más o menos con los objetivos de déficit y de control del endeudamiento público en momentos de grave crisis económica.
Los zurrones de cada parte venían llenos. La Junta, representada por los consejeros de Hacienda y Economía, Carmen Martínez Aguayo y Antonio Ávila -los dos escuderos y manos derecha del presidente andaluz Jose Antonio Griñán- querían dejar claro ante todo que las cuentas públicas andaluzas no están ni por asomo tan mal como pretende el PP andaluz y que el Gobierno de Madrid tiene varias "cuentas pendientes" con esta comunidad.
Baile de cifras
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, quiso centrar la reunión de más de dos horas en torno a la necesidad de que Andalucía cuadre sus cuentas públicas y deje las reivindicaciones económicas al Ejecutivo central para un segundo momento. Las elecciones andaluzas del 25-M están viciando el debate en torno a la situación financiera de la Junta y el PP ha denunciado que la deuda real y total de Andalucía ronda los 25.000 millones.
Tras la reunión, Aguayo aseguró que ha quedado acreditado que el endeudamiento de Andalucía es "muy inferior" al del resto de comunidades y también que la cifra de 25.000 millones, defendida por Javier Arenas, candidato popular a la presidencia de la Junta, es falsa. Montoro señaló a este respecto que él no suscribe ninguna cifra de deuda aportada por el PP andaluz y que sólo habla como ministro. "Me hago responsable de las palabras del Gobierno y no de las palabras del partido", matizó.
La Junta andaluza se aferra a la cifra de deuda a cierre del tercer trimestre de 2011, que ascendía a 14.331 millones, mientras que el PP recuerda que la propia Junta presentó en julio pasado al Consejo de Política Fiscal y Financiera una previsión de endeudamiento a final de año de 17.690 millones. El presidente Griñán eludió la semana pasada concretar el nivel de endeudamiento a cierre del ejercicio.
Junto al endeudamiento, la otra gran polémica de los últimos días en Andalucía ha sido la cifra de déficit público con la que Andalucía cerró 2011. Griñán señaló en el Parlamento que estaría por encima del 1,4%, incumpliendo así el objetivo del 1,3. Sin embargo, la propia Aguayo corrigió al presidente un día después señalando que el déficit estaría en torno al 3%, aunque "por debajo de la media de las comunidades autónomas".
La consejera recordó ayer que Andalucía ha cumplido con el déficit desde 2003 y sólo en los dos últimos años ha incumplido, y además por debajo de la media de incumplimiento de las comunidades autónomas, "lo que no puede traducirse en ningún grado de insolvencia" de la región.
Plan de viabilidad
"No hay motivos para la complacencia", replicó Montoro, quien recordó al Gobierno andaluz que si han desviado el déficit tendrán que aportar un plan de viabilidad y otro de reducción de la organización administrativa. "Me gustaría verles más preocupados, porque tienen la obligación de cumplir y el Gobierno de España de controlarles, ya que es el responsable de su resultado". El ministro, diputado electo por Sevilla, ha recordado que la estimación del déficit no depende en exclusiva de su departamento, sino de las comunidades. "Otra cosa será que la hagan o no pública", en alusión a las contradicciones dentro de la propia Junta.
En la parte reivindicativa, los consejeros andaluces mostraron su decepción ante el escaso avance logrado en sus reclamaciones económicas al Estado: en total, 4.250 millones, donde se incluyen 1.379 millones de fondos de convergencia, 1.504 millones de inversiones presupuestadas en cumplimiento del Estatuto de Autonomía y no ejecutadas, y 915 millones de fondos europeos. Hacienda les transmitió oficialmente que no tenía constancia de esas cifras.
Por último, Aguayo trasladó al ministro la dificultad de cumplir con las obligaciones cuando no se sabe cómo les afectan los recortes anunciados. Montoro les instó, según Aguayo, a esperar a la aprobación de los presupuestos.