
Barbas y hombres. Una historia de amor y desamor desde el comienzo de los siglos y que parece que determina la personalidad de cada década como el largo de una falda de una fémina. En los últimos cien años ha habido de todo. Entre guerras, siempre un toque de barba un poco larga y cuidada. Durante los conflictos bélicos e inmediatamente después, nada de vello facial.
En los 50 y 60, algún que otro bigote, y con el advenimiento de los hippies, ¡libertad barbuda! ¿Y el presente? Vivimos en otra era, una era en que el hombre se ha liberado de algo muy importante: el temor a la calvicie. Según dicen los expertos, la razón de que el fenómeno barba se haya convertido en una realidad con un futuro muy sólido, se debe a que ante la pérdida de cabello, la mejor solución es compensarlo visualmente con una buena y cuidada barba. Y ante este panorama, es natural que algo que parecía del pasado, de los abuelos, del blanco y negro… se ha convertido en un negocio con mucho corazón y que atiende a un gran porcentaje de hombres en nuestro país.
Lo curioso, después de haber conocido a las personas detrás de esta sección de barber-shops, es que existe una filosofía detrás de todo esto que no tienen otras empresas. "Nuestra barbería recupera la tradición del tercer hogar en la vida del hombre, tras su casa y su trabajo viene a su barbería, un lugar donde se pueda sentir a gusto y salga relajado y con ganas de volver", dicen Adrià y Vicenç de la bilbaína La Barbería del Norte. Esta frase deja claro cuál es el alcance de las nuevas barberías, algo que en sustancia puede venir de ideas de antaño, pero con un giro. "Cuando viene un cliente a nuestro servicio premium", cuenta Toni Riaño de Filomax en Madrid, "le damos un protocolo completo de cuidados que le hace sentirse especial. La mítica toalla caliente se mezcla con técnicas actuales de aromaterapia y cosmética. Un proceso que si se le suma corte de pelo puede durar una hora larga".
Ponerse en manos de un barbero, es ponerse en manos de un profesional que transmite sensaciones por encima de todo; sensaciones que en todos los casos vienen de una experiencia de enamoramiento con la profesión. Por ejemplo, Jordi Pérez, toda una institución en Barcelona, mantiene aún hoy el concepto de barbería exclusivamente masculina creada por su padre en 1964. En Sevilla, Auri Gamero de Gamero's Barbershop, cuya cartera de clientes creció tanto como asalariado de otra barbería que vio la necesidad de montárselo por su cuenta para atender a "sus barbudos". Y en Madrid, Alberto Hernandez de Malditos Bastardos, después de 20 años en la profesión ha conseguido un mini imperio (4 barberías) gracias a un carácter único que supo conectar en su momento con el desaparecido movimiento hipster y que ahora se afianza para todos los públicos gracias a un servicio excepcional al que se le suma un toque canalla reflejado en la música, la decoración y el ambiente de sus barberías.
La Barbería de Gracia: Torrent de L'Olla, 198. Barcelona
La Barbería del Norte: Euskalduna, 4. Bilbao
Filomax: Blasco de Garay, 25. Madrid
Santa Isabel 32. Madrid
Malditos Bastardos: Barceló, 6. Madrid
Only You Hotel Atocha. Paseo de Santa Isabel, 13. Madrid
Intimissimi Uomo. Preciados, 12 (2ª Planta). Madrid
San Vicente Ferrer, 4. Madrid.