Cada cinco años en Japón se celebran las Wagyu Olympics, unas olimpiadas muy curiosas que se afanan en encontrar la mejor carne del mundo. La Olive Wagyu es una de las ganadoras tradicionales de cada uno de estos certámenes, pero ¿por qué esta carne de vaca no encuentra rival?

Una carne de calidad y difícil de encontrar

Se trata de uno de esos manjares que alcanzan precios insospechados. Esto se debe a la poca producción de Olive Wagyu que hay hoy en día en el mundo. Esta carne, en su totalidad, proviene de la prefectura de Kagawa, en Japón. Y hasta en su país natal es complicado hacerse con un filete de esta perfecta carne, plagada de vetas blancas de grasas saludables. Su producción está controladísima y un filete de esta carne puede superar los 250 euros de precio.

Los foodies más avispados intentan encontrar Olive Wagyu sin descanso. Pero, la tarea no es nada sencilla, ya que no son muchas las vacas que se dedican a producir este tipo de carne. El principal secreto de este sabroso manjar radica en la alimentación que reciben las terneras durante toda su vida.

Pulpa de aceitunas, un germinado italiano y paja de arroz es la dieta de las vacas que producen la carne más cara del mundo. Masaki Ishii fue el ganadero japonés que dio una oportunidad a la pulpa de aceitunas para alimentar a sus reses. Tras un proceso de torrefacción, para lograr un dulzor óptimo, se logra el alimento perfecto para lograr esta famosa y ansiada carne.

El resultado final se nota en el exquisito sabor del Olive Wagyu. La carne tiene un aspecto marmolado, debido a que contiene un elevado aporte de ácido oleico, que genera bastantes grasas saludables (monoinsaturadas).

Hoy en día solo algunos ganaderos de Japón cuentan con carne de Olive Wagyu entre sus productos y casi toda la producción se queda para abastecer a los foodies japoneses. No obstante, la globalización y las nuevas tecnologías permiten que de vez en cuando exista alguna subasta online de carne Olive Wagyu a precio de oro.