
Nacida de la intuición del monje Dom Ruinart, la 'maison' realizó un maridaje excepcional con sus champanes y los platos del chef Roberto Terradillos, del restaurante cántabro El Serbal.
Ruinart, la maison de champagne más antigua del mundo, con más de 250 años de historia y tradición, presentó recientemente en Madrid un espacio temporal en la calle Velázquez, donde abrió sus puertas al público. Una iniciativa en primicia donde se mostraron algunas valiosas obras de diferentes artistas contemporáneos que se inspiraron en la mencionada casa francesa.
Hubert Le Galla, con su colección Calendario de cristal, la famosa cubitera de metal de Ron Arad o una selección de fotos de Erwin Olaf de su proyecto Light, presentado recientemente, demostraron la vinculación de esta casa con el arte contemporáneo.
Dom Ruinart Blancs 2004/Dom Ruinart Rosé 2002
Además, los visitantes pudieron adquirir botellas de toda la gama Ruinart, algunas de ellas ya descatalogadas e imposibles de encontrar en vinotecas. Botellas únicas en una ocasión también única. Pero Ruinart también fue más allá y dio paso al maridaje con champán, una tendencia que progresivamente toma más auge.
Es verdad que el espumoso francés es un gran clásico en celebraciones, pero atrás quedó la época en que sólo se abría la botella a los postres. Ahora, en España, principalmente se toma a la hora del aperitivo. Pero esta Experiencia Ruinart demostró que hay un champán para cada plato. Todo estaba preparado en un bonito comedor decorado por la artista ibicenca Victoria Gómez en arte de papel (Keep-Organic; www.victoriagomez.net).
El maridaje perfecto
El joven y nuevo chef del restaurante cántabro El Serbal (Calle Andrés del Río, Santander), Roberto Terradillos, explicó para elEconomista los criterios seguidos en la elección de preparaciones y su combinación con distintos champanes de la maison. Con una estrella Michelin en Santander, en la celebración de Ruinart también estuvo presente el propietario de El Serbal, Rafael Prieto.
Para Terradillos, con gran bagaje anterior en grandes como Can Roca, The Fat Duck o Nerúa, "mi cocina se basa en una gran materia prima local y elaboraciones actuales. Me gusta conservar la esencia del producto y no mezclo nunca más de dos o tres ingredientes en un mismo plato".
Ruinart Blanc de Blancs/ R de Ruinart
Para Prieto, "el champán es el compañero de viaje perfecto. Concretamente en Ruinart hay un abanico muy amplio de estos espumosos, por lo que nos permitió un amplio maridaje". Así, por ejemplo, con la Ostra en emulsión de espinacas y jugo de hierbas, el elegido fue su Blanc de Blancs, un champán ligero pero profundo, que combina perfectamente con el molusco.
La Trucha de la montaña palentina con trompeta de los muertos y piñones requirió un Ruinart R, que potenció los sabores del plato. Y lo mismo ocurrió con esos Chipirones con mantequilla, zanahoria y judías verdes, un guiso sutil y armonioso.
Los segundos ya fueron palabras mayores: la Merluza con tomillo y jugo de puerros junto al Dom Ruinart Blanc de Blancs 2004 (una sola cosecha) fue la mezcla perfecta.
Para el final se reservó el Dom Ruinart Rosé 2002, elegido Mejor Champán del Mundo en 2015 por la revista Fine Champagne y tastingbook.com; para éste, más potente, se eligió el Ciervo con algarroba y chirivía, cuyo penetrante sabor quizás quedó un poco por debajo de la recia caza.
En cualquier caso, este evento organizado por la maison se convirtió en una palpable demostración de que el champán es una bebida versátil, apta para muy distintos platos. Cada champán con su mejor pareja.