La Antártida no es uno de los destinos más comunes en los que los viajeros deciden pasar sus vacaciones. Con esta premisa sobre la cabeza, el creador de White Desert Resort, se planteó la posibilidad de diseñar un espacio solo apto para aventureros en un entorno único e inimitable.

Patrick Woodhead quedó atrapado en una tormenta en plena Antártida en el año 2006. Durante los cuatro días que duró dicha tormenta permaneció en el interior de un hosco campamento del continente antártico. Pudo comprobar cómo los suministros iban desapareciendo y la sensación de frío polar hacía que la expedición comenzara a desvariar. Durante las miles de charlas que mantuvo con sus compañeros de aventura, se preguntó por qué los turistas visitaban la Antártida por fuera, con los mejores cruceros de lujo, pero no llegaban a adentrarse en el paraíso.

Así surgió la idea de crear un resort de lujo a modo de campamento en un lugar imponente. El campamento fue una realidad tangible en poco tiempo. Lo que creó este aventurero fue un espacio único en un entorno que no tenía nada igual. Iglús cómodos y calientes, que cuentan con cuartos de baño propios y cúpulas que ofrecen las mejores vistas, hacen las veces de campamento.

El servicio de comidas está pensado para ofrecer los mejores y más lujosos manjares del continente. Además, aprovechan todos los recursos que aporta la Antártida para satisfacer los suministros eléctricos.

Cada uno de estos viajes para aventureros cuesta un mínimo de 60.000 euros por cabeza e incluye un programa de actividades digno de su precio. Durante ocho días, un pequeño grupo de doce aventureros puede disfrutar de un viaje inigualable. Asistir a las grietas glaciales, realizar escaladas en las frías rocas u observar a los pingüinos son solo algunas de las posibilidades que ofrecen en este resort de lujo.

Este año, han celebrado el décimo aniversario de White Desert Resort y para conmemorarlo han apostado por una reforma integral, que ha dotado del máximo lujo a sus instalaciones. Los viajes se ofrecen solamente cuatro veces al año, en los meses de noviembre y diciembre.