A finales de este mes de noviembre, concretamente los días 29 y 30, se celebrará el Summit Shopping Tourism and Economy 2016, una cumbre sobre turismo de compras que aglutinará a multitud de expertos en la materia. Como precedente a este acto ya se han ofrecido numerosas cifras que abren debate sobre la situación de España frente a este tipo de turistas.

En cuanto a visitas anuales, España ocupa el tercer puesto del mundo, pero no termina de consolidarse en el sector de las compras. Solamente el 4 % del gasto que los turistas se dejan en los países de la Unión Europea va a parar a España. Y esto, obviamente, resulta extremadamente minúsculo teniendo en cuenta la cantidad de visitantes que escogen a España como destino turístico.

Los turistas que apuestan por las compras suelen gastar en un día prácticamente lo mismo que el resto de viajeros gasta durante un completo viaje de una semana. Cerca de ocho millones de turistas mundiales apostaron por España para sus viajes durante el pasado año 2015, pero seguimos a la cola del turismo de compras. ¿Por qué? La explicación puede estar en el tipo de viajeros que optan por nuestro país como destino.

El turismo de compras se aleja de los destinos de sol y playa, en pro de apostar por lugares en los que les garantizan visitar museos o recurrir a tiendas de máximo prestigio. Y aquí es donde España debe de hacer los deberes. Estamos posicionados como un país eminentemente turístico por nuestro clima mediterráneo, pero las administraciones deben de poner el foco en esos turistas que estamos perdiendo. Los que buscan exclusividad, compras y cultura.

Sin duda, los turistas que más gastan de media por día son los asiáticos. El pasado año, el gasto medio era de casi 250 euros al día por cada viajero. No obstante, los visitantes chinos se alejan de los destinos de sol y playa. Y en esto, España se lleva la palma. Además, obtener el visado de turista para los viajeros asiáticos resulta extremadamente complejo. Por este motivo, las asociaciones de turismo solicitan a las administraciones que aboguen por simplificar estos trámites burocráticos.

Por otra parte, las exigencias del sector pasan por solicitar el compromiso de la administración en estas materias. Buscan lograr que Madrid o Barcelona permanezcan en la mente de los turistas, como destinos únicos, diferentes y de prestigio. La idea es alejarse un poco del turismo de batalla en pro de enaltecer otras opciones.