
"Quien se acerque este verano a Cudillero tendrá la ocasión de encontrarse con una de las mejores tradiciones artísticas españolas: el retrato, ejemplarmente representado en las colecciones del Museo del Prado", señala el director de la pinacoteca madrileña, Miguel Zugaza, en la presentación de la muestra El retrato español en el Museo del Prado, que desde el 3 de julio puede verse en el palacio de La Quinta de Selgas, sede de la Fundación Selgas-Fagalde, situado en el concejo asturiano de Cudillero, en concreto en la pequeña población de El Pito.
La colaboración entre ambas instituciones se remonta casi a los orígenes de la fundación, en los primeros años de la década de los 90 del siglo pasado, cuando se culminó el deseo de los hermanos Juan y Ezequiel Selgas Marín de conservar tanto el conjunto arquitectónico de La Quinta, como la colección de obras de arte que su padre Fortunato y su tío Ezequiel habían conseguido reunir. "Esa colaboración arrancó nada más y nada menos que con el descubrimiento, el estudio y la restauración de la obra Aníbal cruzando los Alpes, de Goya", explica Zugaza, "con la que el joven pintor participó en el célebre concurso de la Academia de Bellas Artes de Parma" y que, desde el año 1994, puede contemplarse en el museo de la capital.
25 años de conservación
El Retrato español en el Museo del Prado, que permanecerá en El Pito hasta el 30 de septiembre, aúna 11 obras firmadas por los grandes maestros del retrato español. Esta muestra, que viene precedida por una selección de bodegones del asturiano Luis Meléndez, que en 2012 coorganizaron ambas instituciones, forma parte de los actos conmemorativos que celebran el 25 aniversario de la Fundación Selgas-Fagalde.
Con el mismo motivo, además de dicha muestra, el pasado 2 de julio se presentó también en el palacio de La Quinta, la obra Óleos en música. Selgas Fagalde. Los jardines de la fundación se revelaron como el marco ideal para escuchar esta composición musical para mezzo y piano del asturiano Guillermo Martínez, un encargo de la Fundación Selgas-Fagalde que musicaliza un conjunto de textos de María Teresa Álvarez. Inspirados en siete obras pictóricas de la colección de la fundación, estos poemas fueron interpretados por la mezzosoprano María José Montiel -Premio Nacional de Música 2015- y el pianista canario Iván Martín.
Entre los protagonistas de los Óleos en música se encuentran el óleo Adoración de los Reyes Magos, pintado por el artista barroco flamenco Theodoor van Loon, el Ecce Homo de El Divino Morales, y Levantamiento del sitio de Cambray y Toma del castillo de la Motte D´Abois, de Peeter Snayers. Estos cuadros son algunos de los que han sido restaurados en los últimos cinco años por el equipo del Museo del Prado.
Como explica el presidente de la Fundación Selgas-Fagalde, Gregorio Peña Varona, la colaboración con el museo madrileño responde de forma sobresaliente a "nuestra obligación principal: la conservación y la restauración. Además, nos ha permitido que parte de nuestras obras puedan ir de su mano en exposiciones temporales. Sería una injusticia por nuestra parte que no supiéramos valorar esta relación". Zugaza, por su parte, quiso alabar "la generosidad de esta entidad en el apoyo al arte y la cultura en nuestro país" y extiende su reconocimiento a la iniciativa privada española, que tiene un "papel fundamental en la conservación de nuestro patrimonio histórico-artístico".
La tarea de mantenimiento de La Quinta se complica, como apunta Peña Varona, por no ser "ni un museo, ni una colección, sino un conjunto en el que se combinan unos espectaculares jardines, artes decorativas, tapices y pintura"
Un edén dividido en tres
Los jardines de La Quinta de Selgas son reflejo del eclecticismo francés de finales del siglo XIX. Los franceses Grandpont y Jean Pierre Rigoreau participaron en un trazado que, hace una década, fue reconocido con el premio al mejor jardín español por la Asamblea General de la Sociedad de Amigos del Real Jardín Botánico. Su extensión, de aproximadamente 90.000 metros cuadrados, se divide en tres zonas diferenciadas: jardín francés, que destaca por una rigurosa geometría y una ornamentación a base de esculturas y fuentes que recuerda inevitablemente a Versalles; el jardín inglés, donde conviven plantas exóticas originarias de Japón o Australia; y el jardín italiano, delimitado por una serie de edificaciones: el palacio, el pabellón de invitados, el de tapices, inspirados en la arquitectura renacentista, y el invernadero. Esta última construcción fue adquirida por Ezequiel Selgas en 1887 y todavía cumple su función de cultivar plantas y flores para el jardín.

A escasos metros del recinto de La Quinta se encuentran también la iglesia-panteón de Jesús Nazareno y las Escuelas Selgas, que a principios del siglo XX, tuvieron una capacidad para 230 niños y hoy albergan el denominado Museo Escolar. Estas dos construcciones, cuya arquitectura responde a la moda del medievalismo, fueron impulsadas por la familia Selgas en su afán de promover un beneficio social.
Una exposición histórica
"Los propios tapices de la Fundación Selgas-Fagalde dialogan con los retratos del Prado", señala la vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado, Amelia Valcárcel. Es en el pabellón de tapices de La Quinta donde se ha instalado la exposición El retrato español en el Museo del Prado, que como declara su comisario, Carlos G. Navarro, resume "la quintaesencia del Prado". Desde la inauguración del museo madrileño en el año 1819, "su colección de retratos ha brillado con particular magnetismo", añade.
La primera obra que se encuentra en el recorrido de El Retrato español en el Museo del Prado, Las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, de Alonso Sánchez Coello, resume -en palabras de G. Navarro- "las primeras influencias del retrato de corte, tanto en la veneciana de los retratos de Tiziano, como la propia de la pintura flamenca". Y es que esta exposición quiere hacer un repaso histórico por los autores patrios más representativos del retrato, desde el siglo XVI al siglo XX. Así, a Sánchez Coello le siguen nombres como El Greco, Velázquez -todo apunta a que es la primera vez que se expone un cuadro del pintor sevillano en Asturias-, Goya o Sorolla.
El carácter histórico de la exposición viene dado también porque "presenta a muchos de los personajes que componen la historia de España", explica el comisario. Así, los visitantes de La Quinta podrán contemplar a personalidades como Felipe IV -en un óleo de Rodrigo de Villandrando-, la reina de Hungría Doña María de Austria -retratada por Diego Velázquez-, el infante Gabriel de Borbón -en una obra de Antón Rafael Mengs-, y el general Antonio Ricardos -visto por los ojos de Francisco de Goya-. Además, también demuestra la importancia que, con el objetivo de entretener a los infantes, tuvo en la corte española del siglo XVII la denominada gente de placer, personas con defectos físicos o psíquicos que, como explica G. Navarro, "quedaban bajo el mando caritativo de la Corona". Además del enano Miguel Soplillo, que aparece retratado junto a Felipe IV en la obra de Villandrando, la muestra expone un óleo de Juan Carreño de Miranda en el que figura Eugenia Martínez Vallejo, quien fue apodada como la Monstrua. "Eugenia era una niña burgalesa que llamaba la atención por su aspecto físico", explica G. Navarro. "En realidad, parece que padecía una enfermedad que le hacía engordar de manera monstruosa". Precisamente, a poco más de 20 kilómetros de La Quinta, en la localidad de Avilés, se puede observar una escultura de su figura.
La muestra se cierra con el retrato de Joaquín Sorolla de la niña María Figueroa, que lleva la vestimenta que lucía Margarita de Austria en la obra que, en el siglo XVII, pintó Martínez del Mazo, yerno y discípulo de Velázquez. Esta pintura, con características propias de la obra velazqueña, no sólo pudo inspirar, a principios del siglo XX, a Sorolla -a quien también influyó la fotografía-, sino que fascinó a los impresionistas franceses. De esta manera, el Prado y la Fundación Selgas-Fagalde invitan a reflexionar sobre la importancia histórica de sus colecciones.