"The Mountain" habría permanecido en el anonimato de no ser por su aparición en el popular programa televisivo "The Pool Master". Allí mostraron esta imponente y extravagante piscina de 42 metros de largo. Está ubicada en Springville (Utah) y desde este paraje natural se alza una piscina que no tiene desperdicio. Además, ya se dice que se trata de la piscina más cara del mundo. Esto no lo podemos saber con seguridad, pero su precio, que sí que ha trascendido, oscilaría por el millón y medio de euros.

La piscina fue diseñada y creada para disfrutar de los deportes ya actividades acuáticas, entre las que destaca el buceo, ya que la pareja propietaria de la espectacular vivienda de lujo que contiene la imponente piscina son amantes del buceo por encima de todo. Tanto es así que la piscina cuenta con una entrada aislada en el interior de la montaña por el que, a través de un túnel de unos 16 metros de largo, los propietarios pueden acceder hasta una zona en la que disponen de 8 metros de profundidad. En este lugar es posible ejercer su actividad favorita, el buceo, con total libertad y simulando que están en pleno océano. Además, las posibilidades de "The Mountain" van mucho más allá que las de una simple piscina, ya que nadar en estas aguas al parecer se convierte en una experiencia única.

La piscina en cuestión es una extravagante creación que pocos bolsillos pueden permitirse. En total cuenta con cinco cascadas desde las que se puede saltar directamente al agua, un río lento de 91 metros por el que se puede circular sobre un enorme flotador, dos puentes, una cocina totalmente equipada que se encuentra escondida entre las montañas y hasta un vestidor con baño para que los bañistas puedan cambiarse sin problemas. La piscina tiene unas dimensiones espectaculares, un total de 42 metros de largo por 18 metros de ancho. En su interior puede llegar a albergar hasta 1.360.000 litros de agua. Unos números que explican las tremendas posibilidades que ofrece "The Mountain".

Está claro que con el cambio de temperatura cada vez apetece menos bañarse o pensar en piscinas, pero viendo este lugar paradisiaco creado por el hombre es posible que las cosas cambien. Lo que está claro es que las extravagancias humanas, cuando alguien se las puede permitir, no tienen límites y esta es una importante muestra de ello.