
'Street- food' y 'cabaret gastronómico siglo XXI' en dos insólitas 'performances'
Es la novedad del verano. La alianza entre los hermanos Albert y Ferrán Adriá junto a Guy Laliberté, fundador de Circo del Sol, ha culminado en Heart, emplazado en el cinco estrellas Ibiza Gran Hotel. Un parque de atracciones para adultos donde encontrar música de vanguardia, arte, ballets y la gastronomía con sello Adriá, en una performance integral que se ha concretado en dos espacios.
Terrace es una azotea de 800 metros cuadrados con vistas al puerto, decorado al estilo boho y sin lujos, por la interiorista Patricia Urquiola. Estamos en los dominios de la street- food, una recreación de las verbenas populares con distintos puestos donde degustar quesadillas, ceviches, ostras, jamón ibérico, sushi, vegano?
La moneda de cambio -1 ó 2 por piscolabis- son las 16 fichas que se compran a la entrada (80 euros, bebidas aparte) en una peculiar feria donde simultáneamente se suceden variados espectáculos, desde el body painting a diferentes coreografías contemporáneas, siempre con música de fondo. Hay algunas mesas, aunque no se sirve en ellas.
Pero la apoteosis está en Supper. Un espacio cerrado, oscuro, de altos techos y ambiente neblinoso, que recuerda a las macro-discotecas de los 80.
Es el cabaret llevado al siglo XXI, un ambiente con obra artística de Takashi Murakami o montajes digitales de Miguel Chevalier entre otros. El cocinero Rafael Zafra, con experiencia anterior junto a los Adriá, es el chef ejecutivo de este impactante entorno pensado para degustar cinco mundos a elegir: Nikkei, Kaiseki, Marino, Lejano Oriente y Vegano. Son 75 cocineros, 60 personas en sala y 35 profesionales del Circo del Sol.
El comedor, conformada por mesas y silloncitos bajos, persiste en el estilo discoteca. Todo se desarrolla a un trepidante ritmo: mimos, pintores murales o modernísimos coreografos desarrollan sus números en un escenario, distintos escaparates laterales o se mezclan entre el público al son de música atmosférica o redobles de tambores van desfilando las especialidades culinarias, pero no de cualquier manera: el salmón con caviar se sirve en una araña de largas patas plateadas, las ostras Tokio se presentan en una lengua de resina, hay un cuerno gigante para los nigiris o el ceviche se encierra en calaveras plásticas de colores.
Los postres, como el Tropic, en la misma sintonía. Sobre las 12 de la noche, se bajan aún más las luces: es la hora del Club y el espacio se convierte en una discoteca con música diseñada ad hoc para Heart o bandas en directo. ¡Es tiempo de bailar hasta el amanecer!