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Rooster estrena una nueva carta para su gran barra y cerveza propia

Imagen: archivo

No es un restaurante más de moderna decoración, carta estándar y cero interés gastronómico que en estos últimos tiempos asolan, literalmente, esta ciudad. Por el contrario, Rooster fue un proyecto muy pensado y hoy ya plenamente asentado en tres pilares: autenticidad, despensa colmada de originales productos y la pericia del cocinero Alfonso Castellanos.

El chef se ha hecho un hueco importante entre el público madrileño y ahora, acaba de renovar su gran barra para convertirla en un escaparate de las materias primas del día, con carta independiente a la del restaurante y en formato desenfadado. Suculentas alcachofas con setas chantarelas o las verduras finas con mayonesa de curry, junto a otros clásicos suyos, desde la ensaladilla a los callos doña Leo o las croquetas de gallo. Como guinda, la novedosa cerveza artesanal Rooster, interesante pale ale de doble fermentación elaborada expresamente para ellos.

 A la seriedad de la cocina del chef, que opta mayoritariamente por preparaciones tradicionales siempre con un toque propio que las actualiza, se suma el hecho de comprar directamente en origen a sus proveedores, que le hacen llegar directamente unos productos de trazabilidad garantizada y sumamente singulares. Buenos ejemplos de ello, ya en el comedor, son los gurumelos- tan escasos hasta en su zona- que Castellanos acompaña de "castañuelas" de cerdo ibérico como remedo de un plato típico de la sierra onubense, sashimi (del codiciado) pargo que él aliña con cítricos, ensalada de pamplinas de manantial... un lugar para dejarse sorprender por materias primas con valor añadido. Igualmente, tampoco resultan muy corrientes las fórmulas básicas que Castellanos rescata -mero de Conil en amarillo, pulpo con garbanzos...- para darles un vuelco más creativo.

Ternera lechal (ha desaparecido de muchas carnicerías), pescados de bajura, las mencionadas y delicadísimas pamplinas? Carta elaborada diariamente según los productos de cada jornada, para disfrutar de platos -muchos en medias raciones- como el rape negro al ajillo con langosta o el lomo de atún rojo a la parrilla con puré de marmitako. Y todos los postres caseros, como el flan de yemas de caserío.

Carta de vinos con más de 175 etiquetas nacionales y un apartado de champagnes y cervezas artesanales, diseñada por la sumiller Ana Castellano, acompañada en sala por el destacado maître Alfonso Vega. El local abre por las tardes para tomar copas y algún picoteo. Divertida posibilidad de que el cliente elija su propio menú degustación por 45 euros.

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