
Una inmersión en la cocina tradicional gala con sus platos más característicos
Le Bistroman es el proyecto más personal de Miguel Ángel García Marinelli, profesional sumamente conocido en el sector por ser el artífice de restaurantes asiáticos tan conocidos como Tse Yang o Café Saigón, ambos en Madrid. De origen francés, Marinelli inaugura con Le Bistroman su espacio mas cercano que, si bien está dentro de un centro comercial, constituye un oasis de puertas para adentro y todo un homenaje a la gastronomía gala.
Estamos ante un bistrot de raigambre en el que no falta nada que nos traslade a esos pequeños restaurantes, desenfadados y alegres, quintaesencia del alma francesa. El espacio, decorado por Cuarto Interior, ha conseguido una mezcla perfecta entre comodidad y encanto, con una gran barra de degustación y mesas de bancadas corridas; todo salpicado por la clásica ambientación de bistrot, con pizarras con el plato del día, vitrinas con ostras, champagnes.
Le Bistroman constituye una inmersión total en ese mundo de platos clásicos y deliciosos, muchos de ellos inscritos en la historia de la gastronomía. Con una carta en francés (y traducción al español debajo) y buena variedad de vinos del país vecino, se puede comenzar con aperitivos tan clásicos como los escargots gratinados con mantequilla, el foie de la casa, una variedad de ensaladas y por supuesto ostras en temporada, incluyendo la Gillardeau de Marennes o la Utah Beach de Normandía.
En el mismo lenguaje de informalidad y perfectos para compartir, patés variados o las quiches. Entre los platos fuertes está, desde luego, el lenguado meuniére o el picantón al estilo provenzal, pero no faltan guiños a otras latitudes con una deliciosa pizza de trufa negra o, los viernes, un fastuoso cous-cous elaborado por un chef de origen marroquí.
Con la cocina abierta ininterrumpidamente, también hay concesiones a la comida más informal con el croque-monsieur y platos fuera de carta todos los días, como el suculento boeuf bourguignon, primorosamente cocinado. También desayunos y meriendas con bollería artesana, huevos Benedictine, tortilla a las finas hierbas, crêpes. En la barra, un apartado de sushi elaborado al momento, para degustar en la mesa si se desea.
Según Marinelli, "la hostelería debe ser generosa en raciones y en calidez del servicio", y este es el santo y seña de un espacio singular donde no falta una tabla de quesos con 15 variedades. La carta de vinos, lo dicho, de orientación totalmente gala -muchos de ellos por copas-, con referencias de Burdeos, Borgoña o Champagne a buena relación calidad-precio.