Motor
Los aranceles le cuestan más de 4.600 millones a la industria automovilística de EEUU y Europa
- Casi todos los fabricantes se han visto afectados por la política de Trump
- Volkswagen es el que más resiente las medidas arancelarias en EEUU
- La crisis del automóvil se agudiza: con los aranceles crece la lista de 'profit warnings'
Diego Estebanez García
Madrid,
Los aranceles han dejado un boquete en las cuentas de la mayoría de los fabricantes occidentales de automóviles. Aunque no todos reportan el impacto monetario que les ha supuesto esta política comercial impuesta por Donald Trump, solo entre los grupos automovilísticos que lo han detallado en sus informes del primer semestre se contabilizan 4.635 millones de euros. Una cifra que infravalora el impacto real de estas medidas comerciales, pero ahondan la crisis que circunda al sector de la automoción occidental.
Aun así, casi todos los grupos fabricantes que han presentado sus cuentas en estas semanas, tanto estadounidenses como europeos, han detallado que los aranceles a las exportaciones de sus vehículos o componentes hacia Estados Unidos han tenido un impacto en sus beneficios e ingresos.
Estados Unidos es un mercado importante para las marcas europeas, y uno de los más grandes del mundo: en 2024 se vendieron 15,9 millones de vehículos ligeros en ese país, mientras que en la UE se comercializaron 10,6 millones turismos y todoterrenos ese mismo año, según las cifras recopiladas el servicio de datos en línea de la industria de la automoción, Marklines y la patronal de fabricantes europeos ACEA.
Por lo tanto, un grupo como Volkswagen, que además de su marca propia, integra firmas reconocidas como Seat/Cupra, Audi o Porsche, registra el mayor golpe económico de las medidas arancelarias. El grupo alemán, el más grande por volumen de ventas en Europa, ha anotado que el impacto arancelario en sus cuentas del primer semestre han sido de 1.300 millones de euros.
Donald Trump impuso en abril un arancel a las importaciones de automóviles a Estados Unidos, que sumadas a los de componentes, representó un recargo del 27,5% para los vehículos exportados a ese país. Volkswagen, además de producir en Alemania vehículos de su gama eléctrica ID. u otros de sus modelos, cuenta con plantas al sur de la frontera que comercializa en EE. UU. En concreto, cuenta con una en el estado mexicano de Puebla, y además con la marca Audi, fabrica el modelo Q5 en su planta de San José Chiapa (México).
Al ser un fabricante de gran volumen, le es más difícil trasladar los costes extras de estos recargo al precio de los vehículos de su propia marca. En total, el grupo registró un beneficio neto atribuido de 4.005 millones de euros en el primer semestre, un 36,6% por debajo del anotado en el mismo periodo del año anterior. Sus ingresos también se vieron afectados, reportando una caída del 0,3%, hasta los 158.364 millones de euros. Sus ventas en Estados Unidos cayeron un 9,8%.
En la misma línea se encuentra Stellantis, el grupo multinacional concentra en Estados Unidos sus marcas Chrysler, Jeep, Dodge/RAM además de las europeas Fiat, Alfa Romeo o Peugeot. Más allá de los problemas internos del fabricante, los aranceles le significaron una pérdida de 300 millones de euros, que de hecho espera que se incrementen a los 1.500 millones en todo el año. Esto ha hecho que en la primera mitad del año registrara pérdidas por 2.300 millones de euros.
La compañía, nacida tras la fusión en 2021 de Fiat Chrysler y Group PSA, es el segundo fabricante por volumen de ventas en Europa, sin embargo, en su segundo mercado, Norteamérica, donde el fabricante cuenta con centros de producción tanto en Estados Unidos, como al sur de la frontera en México, y en Canadá, su negocio se redujo un 26% en la primera mitad del año, hasta los 28.200 millones de euros. Además, sus envíos a clientes cayeron un 23% hasta las 647.000 de unidades. En la primera mitad del año, la cifra de negocio del conglomerado, que concentra 14 marcas y una joint venture con Leapmotor, cayera un 13%, hasta los 74.300 millones de euros.
Otros grupos europeos que han cuantificado el impacto de los aranceles estadounidenses en sus resultados del primer semestre son Mercedes-Benz, que lo ha estimado en 362 millones de euros, y Volvo Car, que ha registrado un deterioro no monetario de 11.400 millones de coronas suecas (1.017 millones de euros). En el caso de Volvo, este ajuste se debe a los retrasos en sus lanzamientos y a la imposición de aranceles que afectan tanto a los modelos fabricados en Europa y exportados a EE. UU., como a los producidos en China y destinados al mercado europeo.
De hecho, sobre su sedán ES90 en Estados Unidos y que los márgenes de este modelo están bajo presión en la Unión Europea debido a la política arancelaria activa en estos dos mercados por la importación de vehículos eléctricos provenientes de China. De hecho, el fabricante sueco a regionalizar la producción de sus modelos, llevando modelos como el XC60 a su planta de Charleston (EE.UU) o el EX30, que antes fabricaba en China, hacia su fábrica de Gante (E).
Un acuerdo entre la UE y EE. UU.
El acuerdo alcanzado el pasado 27 de julio entre la Unión Europea y el Gobierno de Estados Unidos, que fija el arancel de los productos importados en el 15%, da un poco más de certeza a los fabricantes de automóviles europeos.
Ferrari, que logró crecer su beneficio neto un 9% hasta los 837 millones de euros, ha avisado que ha eliminado el riesgo de 50 puntos básicos sobre sus márgenes porcentuales, establecido tras la introducción de los aranceles de abril "como consecuencia del reciente acuerdo sobre niveles más bajos alcanzado entre EE. UU. y la UE".
Aun así, hay fabricantes como BMW, que sin detallar el impacto que han supuesto los gravámenes en sus cuentas, prevé que el margen Ebit de su División de Automoción disminuya aproximadamente 1,25 puntos porcentuales debido al aumento en las tarifas a sus exportaciones.
Golpe a las empresas estadounidenses
Los grandes grupos automovilísticos estadounidenses tampoco han estado exentos de los efectos de la política comercial de su presidente. Además de Stellantis, General Motors y Ford cuentan con fábricas en México en las que producen modelos que se venden tanto en toda Norteamérica, por lo que los recargos sobre las importaciones de componentes, muchos de los cuales atraviesan el Río Bravo varias veces afectan a sus cadenas de suministro y aumentan sus costes de producción.
Ford, que presentó sus resultados el pasado miércoles, estimó en 800 millones de dólares (691 millones de euros) el impacto de los aranceles sobre su beneficio operativo ajustado del segundo trimestre. En el primer semestre del año, el beneficio neto del fabricante del Mustang se desplomó un 86,2 %, hasta los 435 millones de dólares, afectado por la política arancelaria de la Administración Trump, junto con otros factores como los elevados costes de las llamadas a revisión y las pérdidas de su división de vehículos eléctricos, en un contexto marcado además por la eliminación de los incentivos federales para este tipo de automóviles.
Ford, que tiene una planta cerca de Ciudad de México, durante los seis primeros meses de 2025 registró una cifra de negocios de Ford aumentó un 0,2 % a 90.843 millones de dólares. El beneficio operativo (Ebit) ajustado de enero a junio fue de 3.200 millones de dólares, una reducción del 41,8 %. Para todo el año, Ford calcula que los aranceles impuestos por el Gobierno estadounidense le restarán unos 2.000 millones de dólares este año.
General Motors, por su parte, registró un impacto de 1.100 millones de dólares (965 millones de euros) en sus cuentas del segundo trimestre del año. El grupo dueño de la marca Chevrolet cuenta con plantas en los estados mexicanos de San Luis Potosí y Guanajuato. Los aranceles a la producción fuera de las fronteras estadounidenses significó una caída del 35,4% anual en su beneficio atribuido del segundo trimestre, hasta los 1.895 millones de dólares.
A la espera de un acuerdo comercial definitivo entre México y Estados Unidos, tras una nueva prórroga de 90 días acordada la semana pasada, y con el aumento de los aranceles a Canadá hasta el 35 %, los fabricantes de automóviles estadounidenses ya anticipan un mayor impacto de estas medidas en sus resultados. General Motors, por ejemplo, ha estimado que los aranceles podrían costarle entre 4.000 y 5.000 millones de dólares en 2025.