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El 90% de expertos considera que el rebote de la inflación por el petróleo solo es puntual

  • Estados Unidos está menos condicionado por la energía, pero más por su estancado crecimiento
  • El objetivo de los bancos centrales de inflación en el 2% no se conseguirá en los próximos dos años
  • Los títulos europeos todavía pueden repuntar gracias al último cambio de Christine Lagarde
Plataforma petrolera. Foto: Dreamstime

Sergio Fernández, Víctor Blanco Moro
Madrid,

"Claramente, estamos en un periodo de lento, muy lento crecimiento". Con estas palabras cerró Christine Lagarde su intervención en la reunión del Banco Central Europeo de esta semana, en la que se volvieron a subir los tipos de interés hasta el 4,5%. Del mismo modo, apuntó que el objetivo de inflación del 2% no se alcanzaría hasta el 2025. Es decir, hasta la propia presidenta del BCE habla de un periodo de poco crecimiento económico e inflación todavía elevada: la temida estanflación que puede afectar por igual a la economía global.

El repunte del precio del petróleo de las últimas semanas, con el barril de crudo Brent por encima de los 94 dólares, tensa los datos y previsiones del índice de precios al consumo tanto en la eurozona como en Estados Unidos. En el mes de agosto el indicador de inflación de consumo estadounidense subió hasta el 3,7% (segundo mes consecutivo al alza). En la eurozona, el dato adelantado se situó en el 5,3%. Con este rebote de los precios propulsado por energía, ¿indica la tendencia que ya se ha visto el suelo de la inflación en ambas economías o es solo un repunte temporal que terminará por perder fuerza?

El 90% de las gestoras y firmas de análisis consultadas por elEconomista.es considera que el aumento de la inflación es solo puntual, aunque pueda prolongarse más allá del cambio de año. Además, de los 19 expertos consultados 17 considera que los índices de precios interanuales más bajos vistos en 2022 no son el suelo último y que seguirán bajando hasta aproximarse al objetivo de los bancos centrales. Es decir, no se vería la misma evolución que la vista en 2022 (véase gráfico) porque la fuerte caída de los precios del petróleo de los últimos meses, el principal contribuidor a la caída de los precios sigue siendo más fuerte que el repunte actual del IPC general desde junio.

La tendencia inflacionaria "ya es nítidamente esperanzadora", según el director de análisis de Arcano Economic Research, con el alivio de las cadenas de suministros, la esperada ralentización de las subidas de precios alimentarios. Por ello, la mayoría de expertos considera que el repunte de la inflación será un fenómeno de corto plazo. "El gran proceso de desinflación ya está muy avanzado y la caída de los índices de precios desde los niveles ya alcanzados será lenta", según Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G.

Mientras los bancos centrales vigilan la evolución de la inflación a medio y largo plazo los expertos detienen su atención en la evolución de la inflación subyacente (que descuenta energía y alimentos perecederos, principalmente) y en la brecha que separa a ambos indicadores. Gestoras como AltCapital barajan que se produzca una convergencia entre la inflación subyacente, aún por encima del IPC general y los precios al consumo por el repunte de las materias primas en los próximos meses pero "nada parecido a lo vivido en 2022", explicaron desde la firma. El director general adjunto de Gescooperativo, Asier Diez Hierro, señala que la inflación subyacente está "cerca de tocar el techo e irá descendiendo, si bien pensamos que lo hará ligeramente más lento de lo que el mercado está esperando", según Diez.

"Si bien en agosto se observará un repunte intermensual de la inflación subyacente, esperamos que se reduzca a alrededor del 0,2% mensual sobre la base de la tendencia subyacente (2,4% anualizado a tres meses)", proyecta el gestor de Janus Henderson, Matt Argent que liga la mayor sensibilidad de la zona euro a los precios del gas aunque consideran que el dato europeo tenderá a igualarse al de estados Unidos antes de que finalice el 2023.

"Lo único que creemos que podría provocar un fuerte repunte de la inflación sería una subida de los precios del petróleo por encima de los 100 dólares por barril", estima el socio y consejero de Buy & Hold, Antonio Aspas. Para el experto, el enfriamiento económico europeo que se observa estos días "ayudará a que la inflación se acerque al objetivo del 2% en 2024".

Donde no existe consenso en el resultado de esta encuesta en si finalmente la economía entrará en estanflación, ya que los precios tenderán a bajar pero puede que lo hagan con la suficiente lentitud como para que coincida y extienda en el tiempo junto a un leve crecimiento de la economía. El analista de XTB, Joaquín Robles, baraja este escenario de "crecimientos bajos y tasas de inflación por encima de los objetivos de los bancos centrales", según el experto, que cree que esto podría mantener los tipos de interés más altos por más tiempo de lo que está esperando el mercado actualmente.

La inflación acapara la atención, pero los expertos consultados no descartan que, a partir de ahora, los bancos centrales se fijen más en otros factores que pueden condicionar el ajuste de las políticas monetarias. Así lo recuerda el director de inversiones de Banco Mirabaud en España, Jaime Medem, aunque "la energía sea el factor más preocupante en estos momentos" o vaya a seguir presionando para que la vuelta a niveles del 2% lleve más tiempo de lo esperado.

¿Fin de las alzas de tipos?

Hasta la fecha, los discursos de Christine Lagarde y de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EEUU, han acostumbrado al mercado a que todo lo que sea alejarse del objetivo del 2% de inflación implica ajustes de política monetaria para mitigar el alza de los precios (subidas de tipos de interés o tipos más altos durante más tiempo).

Pero los mismos expertos consultados por elEconomista.es descartan que esto se vaya a traducir en más alzas de tipos en la eurozona o en Estados Unidos. El 85% de la muestra contempla que ya se habría alcanzado el techo del BCE y de la Fed que empezarían a contemplar la debilidad económica como el principal elemento que se opone a un endurecimiento excesivo de las políticas monetarias. En el caso de Estados Unidos, la mayor parte de los expertos resalta su independencia energética (en contra de la eurozona) como factor clave para que la inflación no continúe al alza más allá del corto plazo. Aunque la inflación salarial pueda ser más preocupante al otro lado del Atlántico y pueda obligar a la Reserva Federal a ser más restrictivo.

No obstante, desde BlackRock consideran que la actividad en Estados Unidos está "excesivamente atascada tras 18 meses sin crecimiento, tomando el promedio del PIB y el ingreso interno bruto", explican desde la gestora. Según la firma, la actividad está excesivamente estancada con la economía de EEUU con 18 en escaso crecimiento si se toma el promedio del PIB y el ingreso interno bruto. La recesión todavía está en juego", según explica el gestor de la firma, Jean Boivin.

Mientras, en Europa, la economía da poco margen de error al BCE con el motor económico de la eurozona, Alemania, mostrando sintomas de ralentización con el sector manufacturero y el sector servicios afectados, como indican los últimos índices PMI. Aunque es cierto que el crecimiento estadounidense es increíblemente sólido y que Europa debería evitar una recesión, eso no es necesariamente una buena noticia si se traduce en tipos estructuralmente más altos", señala el experto de La Française AM, François Rimeu.

La perspectiva de que la inflación se mantenga al alza hasta el cierre del 2023 tampoco justificaría más alzas de tipos de interés mientras las perspectivas del año siguiente no se vean afectadas. Para más de la mitad de los expertos, los principales bancos centrales se han dado cuenta de los efectos que tienen las subidas de tipos y el decalaje que tienen estas medidas en la economía. Es decir, el efecto de las últimas subidas (como el alza del BCE de esta semana) aún no han surtido efecto aunque el mercado ya la esté descontando.

"Dado que los elementos más rígidos y persistentes de la inflación están empezando a remitir, prevemos que los bancos centrales optarán por centrarse en estas señales, en lugar de en el repunte de la inflación general, que en la actualidad está siendo menos impulsado a nivel interno. En este sentido, creemos que el proceso de desinflación que se ha iniciado acabará por disuadir a los bancos centrales de transmitir un mensaje más agresivo que el actual" resume el jefe de estrategias de renta fija en Union Bancaire Privée, Mohammed Kazmi.

Solo si los datos de empleo se mantienen fuertes (en Estados Unidos, principalmente) o se registra un crecimiento del PIB mayor de lo esperado se podrían motivos justificados para ver mayores alzas. "Por el contrario, si los datos de actividad económica continúan debilitándose los bancos centrales puede que, pese al repunte de la inflación a medio plazo, consideren que en un periodo de tiempo razonable la inflación revierta a objetivos y mantengan en pausa la subida de tipos", explica Miguel Ángel Martín, de CMC Markets.

El consenso de los expertos no solo se ve en la posibilidad de que se haya alcanzado el techo, sino en el punto en el que los bancos centrales comiencen a pivotar y recortar sus tipos. "Pensamos que la Reserva Federal llevó a cabo su última subida de los tipos de interés del ciclo actual en su reunión de julio, y que el primer recorte se producirá en el primer semestre de 2024, posiblemente en el primer trimestre", apuntó el director de Riesgos en Ebury, Enrique Díaz-Álvarez, que descarta un alza de tipos de la Reserva Federal en la reunión de la semana que viene.

Más optimistas se muestran desde Schroders para la zona euro, donde prevén que la inflación se sitúe en una media del 5,4% en 2023 (antes de caer al 2,1% en 2024) "lo que deja margen para que el BCE recorte los tipos al 2,75% a finales del próximo año", según la firma.

Desde Morawealth estiman que la inflación aún se mantiene elevada con el dato de agosto en el 5,3% por ese deterioro visto en economía como la alemana, que desde la gestora valoran que pueden empeorar y dificultar al BCE a proseguir con las alzas. Así, estiman que "de cara al segundo semestre 2024 (julio-setiembre) podamos ver alguna bajada de tipos en la Eurozona".

Aún así, la postura mayoritaria de los expertos se alinea con las principales previsines institucionales que no ven la inflación en la zona del 2% de aquí a 2025. El economista de Generali Investments, Martin Wolburg, mantiene sin cambios sus previsiones para los próximos doce meses. "La vuelta al objetivo del 2% será una carrera de fondo, lo que implica una orientación política restrictiva por el momento", según el experto.

"Lo que deben de tener ahora en cuenta los inversores no es solo el nivel de tipos, sino el tiempo que estos pueden seguir elevados (eso en sí sería un endurecimiento frente a lo que muchos piensan sobre subir y acto seguido ver bajadas) y la manera en la que pueden mover la minoración de la masa monetaria", estima el economista jefe en Beka Finance, David Azcona. De hecho, el experto considera no solo que los tipos pueden estar altos más tiempo sino que, si los eventos macro lo permiten, un aumento del ritmo de reducción de los balances.

La respuesta esperada de los bonos

Con los tipos de interés en su punto más álgido, menos de un tercio de los encuestados considera que los precios de los bonos pueden seguir cayendo. Es decir, prácticamente se descarta el repunte de las rentabilidades en las principales referencias de deuda soberana. Solo en el caso de determinados bonos europeos se verán ligeros incrementos puntuales gracias a la última subida del BCE y "en la línea de su endurecimiento adicional", recogen desde Ebury.

"Creemos que las rentabilidades de los bonos están cerca de su nivel más alto, aunque no anticipamos una caída abrupta debido a que la inflación se mantendrá, pero esperamos que la tendencia de las rentabilidades sea hacia la relajación", sintetizaron desde Tressis. Desde AltCapital consideran que aún se verán buenas rentabilidades en las principales referencias aunque "en cuanto se atisbe una primera bajada veremos importantes correcciones en los plazos más corto".

Es en el corto plazo donde coinciden que se verán los mayores recortes de retornos a ambos lados del Atlántico al ser los títulos de deuda más sensibles a los movimientos de los bancos centrales. Pero para Asier Diez Hierro, director general adjunto Gescooperativo las rentabilidades de los bonos a medio y largo plazo también sufrirán cambios al verse afectados tanto por la inflación como por el crecimiento del PIB. "Los bonos, con la pendiente negativa que tienen ahora mismo, están descontando que la inflación va ir reduciéndose y la situación económica va a obligar a que los bancos centrales bajen sus tipos de intervención", según Diez.

Desde que comenzó el verano muchas firmas y gestoras empezaron a incluir en sus informes la palabra duración ante la posibilidad del pivote de los bancos centrales, aunque todavía no hay consenso de que sea la mejor oportunidad en el mercado de deuda, según el resultado de esta encuesta. De hecho, hay quienes aún ven oportunidades en los bonos ligados a la inflación.

No opinan así desde Monex Europe, donde afirman que se habría alcanzado ya el techo de los rendimientos en la deuda de la eurozona. "Exista un mayor riesgo de ir en largo en los bonos del Tesoro en este momento basado en el riesgo de que la Fed suba de nuevo tipos", explicó la analista de mercados de divisas en Monex Europe, María Marcos.