Bolsa, mercados y cotizaciones
El 'caso Indra' daña la recomendación y el perfil ESG de la compañía
- Es una clara muestra de que los factores ESG pueden hundir un valor
- Pone a prueba a los gestores de fondos sostenibles, señalan los expertos
- Los inversores escrutan más que nunca las prácticas corporativas
María Domínguez, Carlos Simón García
Madrid,
Quizá lo más llamativo de lo acontecido en el consejo de Indra en los últimos días es que ocurra en un momento en el que las prácticas de gobierno corporativo se vigilan más que nunca. Hace cinco años, el revuelo habría sido mucho más moderado. Pero, a día de hoy, inversores y medios de comunicación escrutan a fondo estas cuestiones. Y no han pasado por alto que, en cosa de seis días (los que han transcurrido desde la junta de accionistas del jueves), Indra haya perdido a seis consejeros independientes. Cuatro fueron cesados, dos dimitieron. La mayoría de ellos se había opuesto a que la compañía diese, como pretende el Gobierno, un giro histórico a su estrategia, pasando de ser principalmente una tecnológica a convertirse en un gran grupo de defensa. Así lo desea la Sepi (Sociedad Española de Participaciones Industriales), primer accionista del grupo con un 25%. Esta Sociedad se habría alineado con otros dos grandes accionistas, Sapa y Amber Capital, para hacerse con el control del consejo. Cinco exconsejeros de Indra arremeten contra el ataque sufrido a las normas de buen gobierno.
La penalización en el mercado ha sido inmediata y brutal. Hasta el pasado jueves, la acción de Indra cotizaba con ganancias en el año (frente a las pérdidas del propio Ibex). Se llegó a dejar casi un 18% entre jueves y viernes para, entre el lunes y el martes, rebotar algo más de un 5%. Total, que el balance anual se queda en casi un 6% de descenso.
Posteriormente ha ido llegando el goteo de rebajas de recomendación por parte de los analistas. De hecho, han sido cuatro (GVC Gaesco, Oddo, Mirabaud y Kepler) los que han pasado de comprar a mantener, reduciendo también sus precios objetivos. Por contra, en AlphaValue han determinado que ahora es el momento de comprar, pasando su consejo de negativo a positivo estos días. Pese a esto, el algoritmo que nace del consenso de FactSet, que indicaba compra, ha pasado al mantener.
Con las caídas de los últimos días, sí se ha abierto una brecha entre el precio objetivo y la cotización, lo que deja un potencial de más del 40% a sus títulos, hasta 12,77 euros.
"Pésima noticia" en ESG
En lo que respecta a los criterios ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno, por sus siglas en inglés), en el órgano de administración de Indra se ha vivido un problema grave que golpea con fuerza la G del acrónimo. Según Juan Prieto, fundador de Corporance Asesores de Voto: "Este ataque directo a los independientes por haber ejercido como tales es una pésima noticia. Demuestra lo difícil que es la independencia en el consejo". "Esperemos que esta situación se solucione; de momento, los inversores ya se han expresado y, ya que no tuvieron la oportunidad de votar en la junta, ahora han votado con los pies: han vendido", añade. La compañía se ha comprometido a reestructurar su consejo con, al menos, un 50% de consejeros independientes, preferentemente mujeres. Visite elEconomista Inversión sostenible y ESG, el portal 'verde' de elEconomista.
Otro profesional buen conocedor de la cuestión señala que el caso Indra pone a prueba la regulación ESG, y mostrará si la clasificación de fondos sostenibles que ha elaborado la Comisión Europea "funciona realmente, o solo sobre el papel". "Tengo curiosidad por ver la reacción de los gestores de fondos sostenibles que la tengan en cartera. ¿Qué decisión van a tomar? ¿La de excluirla directamente? Creo que lo que se ha producido es un greenwashing [fraude verde], y si no hacen nada me preocupa enormemente", afirma.
Indra cuenta con una 'medalla de oro' en ESG de S&P, algo que solo consiguen 3 españolas, e ISS le otorga la máxima nota en prácticas corporativas
Esa es una de las derivadas: qué van a hacer los fondos ESG que tengan a Indra en cartera. "Esto supone un reto para los gestores de fondos ESG como cualquier otra controversia de sostenibilidad en una empresa en la que estén invertidos", apunta otra experta especializada en finanzas sostenibles.
La otra derivada es qué camino tomarán los accionistas de la empresa, en particular aquellos más implicados en la inversión sostenible. Entre los pesos pesados del capital de Indra se encuentran Norges Bank, caracterizado por su sesgo como inversor responsable, y Fidelity, también con potentes políticas ESG en sus fondos. Fidelity ha vendido casi un 1% de sus acciones en Indra a raíz de esta revuelta, según comunicó este lunes a la CNMV. Con ese tipo de accionistas con exposiciones relevantes en el capital, está claro que gestionar la situación "es, claramente, un reto", apunta la misma experta.
Buenas notas en ESG
Indra obtiene, en general, buenas calificaciones en ESG. Algunos proveedores están atentos a controversias como la que ha protagonizado la compañía estos últimos días para actualizar sus notas, con lo que podríamos presenciar recortes puntuales en el corto plazo. Sin embargo, la mayoría de las notas ESG se basan, en gran medida, en datos de los informes anuales y, por tanto, presentan un decalaje.
A día de hoy, Sustainalytics considera que Indra presenta un nivel de riesgos de sostenibilidad bajo, y S&P Global le otorga una puntuación de 85 sobre 100, una de las mejores de toda la bolsa española. De hecho, S&P le otorga una medalla de oro en ESG dentro de su Anuario de Sostenibilidad 2022. Solo 3 cotizadas españolas logran esta distinción: son Acciona y BBVA, además de la propia Indra. La compañía, que ocupa la novena posición en el Ranking ESG de elEconomista (clasificación que reúne los valores con mejores notas ESG del Ibex) puntúa particularmente bien en sus prácticas de gobierno corporativo: ISS le otorga la máxima nota posible.
El caso Indra pone de relieve que, por más que los intereses estratégicos de defensa sean los más importantes para el país, no necesariamente lo son para la compañía y sus accionistas. "Si lo que quieres es tener un músculo de defensa, no lo saques a bolsa, o en este caso, lanza una opa y exclúyelo de cotización. Si invitas a otros accionistas a participar en tu proyecto tienes que tratarlos con respeto y cumplir las normas", reflexiona otro de los expertos consultados por este periódico, que opta por permanecer en el anonimato.