
Los hallazgos relacionados con los beneficios que la música aporta en diferentes aspectos vitales son muchos. Para tratar algunos de los más actuales, hablamos con Leonardo Riveiro, pedagogo musical en diferentes centros de Viena (Austria), país donde vive desde hace 20 años, y Javier DeFelipe, neurocientífico especializado en el estudio microanatómico del cerebro.
Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Helsinki (Finlandia) en 2015, concluyó que la música clásica activa los genes asociados a la actividad cerebral, a la vez que reduce el riesgo de contraer enfermedades como el Parkinson o la demencia senil. Hasta ese momento, se sabía que escuchar música representa una compleja función cognitiva del cerebro, que provoca varios cambios neuronales y fisiológicos, pero apenas se habían estudiado sus efectos a nivel molecular. Años más tarde, los estudios que conocemos en esa línea son abundantes, pues cada vez más, la música se integra tanto como terapia, como en la educación para el desarrollo lógico y emocional de los más pequeños.
"La música, además de tener efectos muy positivos en el cerebro, estimula las zonas que están relacionadas con la recompensa, por eso nos aporta placer escuchar la música que nos gusta", aclara DeFelipe. Y es que, actualmente se conoce la activación que se produce de los circuitos neuronales al escuchar melodías, pero se desconoce el motivo por el que esto sucede.
Además, en los últimos años, se han podido comprobar los beneficios que la música aporta a las personas con Alzheimer: "Hay personas con la enfermedad muy avanzada que escuchan una canción de su infancia y la recuerdan, porque lo último que se borra son los recuerdos musicales", aclara el neurocientífico. En este sentido, DeFelipe ha llevado a cabo el estudio Representación musical de la distribución de la columna dendrítica: una nueva herramienta exploratoria, que comprobó que la música, además de servir para mejorar las condiciones físicas y mentales de algunos pacientes, también ayuda a comprender el cerebro y conocer mejor su distribución espacial.
Por su parte, Leonardo Riveiro, tras 30 años dedicado a la educación musical, concretamente, a la especialidad conocida como Música y Movimiento, cuenta que "la cabeza funciona por apartados, y estos tienen que ver con el habla, el gusto, el movimiento y la parte motora. Lo que realmente hace la música es unificar todo este tipo de cosas". No obstante, su trabajo consiste en unificar a través de la música los diferentes pilares "que son imprescindibles para el desarrollo del ser humano", apostilla.
Debido a los valores que este mecanismo ofrece en infinidad de aspectos, la disciplina de Música y Movimiento tiene cada vez más éxito a nivel mundial. "Desde los cuatro hasta los 10 años, el ser humano está abierto a todo. En este periodo, debería estar contemplada la música, la danza, la escultura, etc. Actividades que el ser humano necesita para su formación", aclara el pedagogo. En este hilo, destaca que en España "todo el mundo puede tocar y todo el mundo puede enseñar", pues aquí no existe una separación entre el pedagogo instrumentalista y el músico. "Un profesor de jardín de infancia, que es donde tendría comenzar esta educación, debería ser una persona que tenga un campo abierto hacia el mundo artístico, que no sea solo un profesor", remata Riveiro.
No obstante, y teniendo en cuenta que diferentes tesis confirman que la música ayuda al desarrollo lógico y emocional del niño, Riveiro considera "imprescindible" ofrecer la posibilidad a una persona desde muy temprana edad a que se desarrolle a través del sonido, la danza, el arte: "La música es la huella más positiva en las decisiones que puedas tomar después", sentencia.