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La creación artística también gana medallas

Los amantes de la danza y el deporte no necesitan muchas pistas si hablamos de Javier Fernández y Antonio Najarro. No obstante, nunca está de más hacer una escueta presentación. Javier Fernández es un patinador artístico madrileño de 27 años. Por supuesto, no es uno cualquiera, ya que a su corta edad, se ha alzado con seis campeonatos de Europa, dos del mundo y una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pieonchang 2018. Por su parte, Antonio Najarro, madrileño con raíces andaluzas, es director del Ballet Nacional de España desde 2011 -que este año celebra su 40 aniversario-, con una carrera profesional que inició a los 15 años repleta de éxitos ya que, entre otras cosas, ha formado parte de las compañías de Danza Española más reconocidas del país.

Como ellos mismos cuentan, han ganado premios que jamás habrían imaginado a lo largo de su trayectoria. Entre estos, destacan como único y más especial el que han conseguido gracias a La Malagueña, la coreografía que Najarro creó y dirigió para Javier Fernández y con la que se alzó con el campeonato del mundo en 2016 en Boston.

Con la voz de Plácido Domingo, la guitarra del gran Paco de Lucía, un tema de Lecuona y los pasos de Antonio Najarro, el patinador se convirtió durante su interpretación en el embajador de la cultura española, ya que lució una inmejorable fusión con lo mejor de cada casa. Tal fue el éxito del espectáculo, que Fernández ha representado la pieza posteriormente en numerosas ocasiones hasta el día de hoy.

Para Antonio Najarro no era la primera vez, ya que desde el año 2000 ha estado vinculado con el mundo del patinaje y ha realizado diferentes coreografías para patinadores de todo el mundo. Sin embargo, Fernández no se había topado aún con la magia de la danza. "Ha sido un reto afrontar las dificultades del ballet y La Malagueña ha sido, sin duda, uno de los regalos que me ha dado la vida. Algo así lo tenía que hacer al lado del mejor, y sin duda, es Antonio Najarro". Para Najarro, la experiencia de trabajar en esta disciplina ha sido, ante todo, enriquecedora: "En el patinaje hay que tener en cuenta cosas diferentes. Por ejemplo, el escenario pasa a ser de 360 grados y no hay un frente como en la danza, los movimientos son mucho más rápidos... los patinadores se juegan todo el trabajo del año en cinco minutos, y eso es de admirar".

Asimismo, coinciden en mutuo acuerdo en que los entrenamientos eran estrictos y precisos. "Mi primer objetivo es hacerle sentir el suelo, el peso, la fuerza de las miradas del flamenco... se trata de sensaciones más que de posiciones", concreta Najarro.

Primero, ensayaban los pasos sobre el suelo y después lo trasladaban a la pista de hielo: "Hay que tener en cuenta que el equilibrio, la fuerza y el balance que tienes no es el mismo, porque los bailarines utilizan solo la parte delantera del pie para equilibrarse y los patinadores plantan el pie completo", detalla el director. A este respecto, Fernández declara que "lo más difícil ha sido transferir movimientos del suelo a la pista, transmitir el sentimiento de la danza en cada paso es algo muy complicado. Estos chicos (los bailarines) tienen mucho mérito, lo que hacen es espectacular: cada detalle, los dedos, la energía... creo que el secreto de una buena coreografía está en el detalle".

En definitiva, ambos coinciden en lo más importante de esta fusión: "Hemos aprendido cultura, hemos aprendido algo nuevo".

Cuatro décadas de sueños

El Ballet Nacional de España (BNE) está de fiesta, y es que este año celebra su 40 aniversario. Cuatro décadas en los que se ha situado como el máximo embajador y principal exponente de la danza española del mundo. "Hay que tener en cuenta la valía de los bailarines de ballet clásico de España porque son los mejores del mundo; castañean, taconean, bailan todo el folclore nacional... e incluso pueden ser los mejores modelos por todo lo que transmiten", razona Najarro. Y es que, desde su punto de vista, "somos un país muy inconsciente. No valoramos lo que tenemos y no se le da importancia al valor artístico de la creación", sentencia. En este sentido y de la mano de su aniversario, BNE lucirá este año su arte por todo el mundo en una gira que incluye EEUU, Colombia, Francia, China y Japón.

Así las cosas y con Najarro al frente, en los últimos años la compañía ha impulsado sus aspectos coreográficos y ha apoyado otras iniciativas con el objetivo de fusionar la danza con otras disciplinas como la fotografía, la música, la moda o el modelaje. Entre estas: Siente el vestuario del BNE; Bailando Sorolla; Soñar y crecer con el Ballet Nacional de España; Los bailarines del BNE crean; Ven y conoce al BNE, Bailando un tesoro, entre muchas otras. Con todo esto, queda clara la maestría y el talento que ahonda en este país que, junto o separado, es capaz de ganar, crear, sorprender y emocionar.

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