Empresas y finanzas

La banca española frena su remontada y vuelve a pérdidas

  • El sector registra en el mes de octubre 'números rojos' de 66 millones
Diferentes sucursales.

Fernando Tadeo

La banca ha frenado en seco la remontada experimentada en los meses de verano. En octubre, según los últimos datos disponibles, el conjunto de entidades que opera en España volvió a sufrir pérdidas. En concreto, acumuló números rojos de 66 millones.

El sector inició en junio su recuperación tras el periodo de confinamiento estricto como consecuencia del estallido de la pandemia, pero las nuevas limitaciones decretadas en el arranque del otoño han provocado una recaída. La menor actividad crediticia y el desplome del euribor están lastrando con mayor intensidad sus cuentas.

De hecho, la recaída no obedece a un aumento de las provisiones para cubrir la morosidad futura ni a la imputación de ajustes de valor de filiales en el extranjero, como sucedió en primavera, cuando los bancos anticiparon en sus balances posibles efectos del coronavirus y que les llevaron a anotarse pérdidas históricas, que en su conjunto alcanzaron 6.800 millones a finales de junio.

Este agujero se ha reducido a 5.120 millones en los diez primero meses de 2020 gracias a la buena evolución del verano, cuando las entidades disminuyeron sustancialmente el esfuerzo en dotaciones y la actividad empezó a mejorar, sobre todo en el segmento hipotecario.

En octubre y pese a las advertencias de los supervisores, la banca continuó reduciendo la hucha para combatir la previsible alza de la morosidad. Este fondo bajó ligeramente hasta los 102.894 millones. El Banco de España ha reclamado al sistema en varias ocasiones que lleve a cabo un aumento de estas reservas ante una próxima oleada de impagos.

Morosidad

Los expertos auguran que la tasa podría escalar hasta el 12%, en niveles cercanos a la crisis financiera de 2008, aunque los banqueros confían en que no llegue al doble dígito gracias a la extensión de las medidas implantadas por el Gobierno (ampliación de las moratorias en los créditos ICO) y consideran que las provisiones realizadas hasta la fecha son más que suficientes atendiendo a las proyecciones macroeconómicas.

Por el momento, el sector ha controlado el incremento de las insolvencias crediticias, pero estas comenzarán a crecer en breve, sobre todo en el segmento de financiación al consumo, el primero que tradicionalmente padece aumentos de dudosidad.

En este contexto, la rentabilidad de los bancos ha caído en picado y no se espera que este indicador vuelva a los niveles pre-Covid antes de tres años. Para entonces, además, solo el Santander habrá recuperado los retornos de capital anteriores a la crisis sanitaria, según las predicciones del mercado.

Fusiones y ajustes

Con el objetivo adelantar en el tiempo estas estimaciones, el sector ha profundizado sus planes de ajustes de plantilla y sucursales y algunas entidades han sellado acuerdos de fusión (CaixaBank con Bankia y Unicaja con Liberbank). Los analistas prevén que a lo largo de 2021 puedan producirse otras integraciones, con el Sabadell como principal protagonista. El mercado apunta a que la entidad catalana, que explora alianzas comerciales con grupos europeos, tras descartar la absorción por parte de BBVA, vuelva a sentarse otra vez a negociar una operación corporativa bien con el banco con sede en Bilbao o con Kutxabank, siempre y cuando el Santander mantenga su estrategia de mantenerse en solitario. Tampoco se descarta que Ibercaja, cuyo proyecto sigue siendo la independencia operativa y la salida a bolsa, se integre en el conglomerado resultante de Unicaja y Liberbank.

En las próximas semanas, las entidades van a cerrar las cuentas de 2020, cuyo resultado será uno de los peores de su historia, aunque hay que recordar que en 2011 y 2012 las pérdidas fueron muy superiores, de 14.600 y 68.000 millones, respectivamente. Desde entonces, solo en 2017 el conjunto del sector había sufrido pérdidas, pero se debieron exclusivamente a los ajustes del Popular en el marco de su intervención y adjudicación al Santander.

En el largo plazo las entidades se enfrentan a un periodo de tipos negativos, que reducirá sus ingresos por créditos. El euribor se mantendrá bajo cero hasta 2031, según las proyecciones del mercado, con lo que a los bancos solo les queda recortar sus costes de manera acelerada y aumentar las comisiones por servicios para elevar su rentabilidad. Entretanto, tendrán que realizar inversiones en tecnología para adaptarse al auge de los canales digitales, que tras la pandemia están registrando un impulso.