Empresas y finanzas

CaixaBank-Bankia deberá recortar un 20% los costes para ser del todo eficiente

  • El ahorro de gastos tendrá que alcanzar, al menos, 1.300 millones al año
Sede de CaixaBank

Fernando Tadeo

CaixaBank y Bankia han acelerado las negociaciones para cerrar la condiciones de la fusión esta semana y llevar la operación a los consejos de administración el próximo domingo, día 13 de septiembre. Además de la ecuación de canje de las acciones y de una posible ampliación de capital, ambos grupo tendrán que determinar el recorte de costes para que el nuevo grupo resultante sea eficiente a medio y largo plazo.

Para conseguir una total eficiencia la entidad tendrá que llevar a cabo un ajuste de gastos operativos del 20% y, poder así ofrecer mayores rentabilidades, ya que es la única palanca con la que contará en los próximos años ante la debilidad de la actividad, la subida de la morosidad por la crisis de la pandemia y los tipos negativos a largo plazo. De hecho, el BCE ha venido apremiando al sector a que inicie una oleada de integraciones al ser la vía más rápida para lograr sinergias y levantar la cuenta de resultados.

Para que CaixaBank-Bankia coloque su eficiencia en un 43%, que es el recomendado por el Banco de España, el nivel de costes anuales tendría que disminuir en unos 1.300 millones de euros. El campeón nacional que surgirá de la unión iniciará su pasos con este parámetro en casi el 54%, es decir, en umbrales similares a los del sistema nacional. La suma de gastos de ambos bancos se sitúa en 6.400 millones, mientras que el margen neto en los 11.800 millones.

Previsiblemente, debido a la factura inicial, el proyecto de integración incluirá un menor nivel de sinergias, pero con el objetivo en medio y largo plazo de alcanzar tal porcentaje gracias al impulso de la digitalización.

Hay que tener en cuenta que CaixaBank cuenta con la mayor de sucursales y que siempre ha defendido el modelo de banca presencial, por lo que, en un principio, el ajuste de red podría quedarse por debajo de las expectativas del mercado. Además, otro factor que podría influir en unos menores ahorros de costes de partida es el interés del Gobierno en que se preserve el mayor número de empleados en plena recesión económica que se avecina.

El papel del Ejecutivo es clave, ya que es el dueño mayoritario de Bankia con un 62% del capital y se posicionará con segundo socio del grupo resultante, con cerca del 15%, de acuerdo con los primeras aproximaciones en función de las condiciones que ha impuesto CaixaBank para seguir adelante con la operación. La Fundación La Caixa, liderada por Isidro Fainé, ha establecido como línea roja ostentar una participación del 30% aproximadamente del conglomerado financiero fusionado, sin estar obligado a lanzar una oferta pública de acciones por la totalidad. Ahora esta institución tiene un 40% del banco de origen catalán.

Ajustes esperados

Algunos analistas confían en que el volumen de sinergias alcance, al menos, 700 millones, una cifra significativamente inferior a la óptima para el Banco de España. Para ello, se calcula la clausura de 1.400 oficinas, el 23% del total, y el despido de como poco más de 5.000 empleados, de acuerdo con un análisis realizado por Barclays, que no incorpora el recorte de personal en los servicios centrales. En el mercado se especula con la posibilidad de que CaixaBank-Bankia vayan a reducir la plantilla conjunta en 15%, afectando a unos 8.000 trabajadores. La fuerza laboral de ambos asciende, en la actualidad, a 51.000 personas, y las sucursales llegan a los 6.500.

Para materializar este ajuste, el grupo tendrá que llevar a cabo un coste extraordinario superior a los 1.000 millones. Pero, para ello, contará desde el punto de vista contable, del denominado badwill, que, según Jefferies, podría suponer una anotación positiva en los resultados de 7.200 millones atendiendo a las primeras valoraciones del canje de títulos. El badwill es la diferencia entre el valor en libros de la entidad absorbida (Bankia) y el precio al que se realiza la operación. Gracias a este apoyo, el proyecto de fusión podría contener un recorte de gastos mayor a las expectativas de los analistas.

El Banco de España ya planteó a la banca, antes de la pandemia, que el sector necesitaban reducir una quinta parte de los gastos para llevar la eficiencia a los niveles previos a la crisis financiera y incrementar la rentabilidad, que está por debajo de las exigencias de los inversores. El coronavirus ha añadido más presión al sector y ha desplomado los retornos del capital. Cuatro entidades ofrecen rendimientos inferiores al 3% (Bankia, Sabadell, Liberbank y Cajamar) y Unicaja apenas superar tal porcentaje por la mínima.

El Sabadell, en el foco

Todo el foco está puesto ahora en este grupo de bancos tras anunciarse la fusión de CaixaBak-Bankia. En el centro de esta atención está especialmente el Sabadell, ya que era uno de los candidatos para que abordara una integración con el grupo nacionalizado. En el mercado se da por hecho que tendrá que realizar algún tipo de movimiento de manera inmediata, a pesar de que su posición es mantenerse en solitario.

Los analistas apuntan a que el banco catalán presidido por Josep Oliu pasará a formar parte de Santander o BBVA próximamente, ya que son las opciones reales con las que cuenta. Sostienen que la operación liderada por CaixaBank obligará a los dos grandes grupos financieros españoles a dar el paso y mejorar su posición en el mercado español.