
Un nuevo orden mundial en la industria del motor ha llegado. Los todopoderosos fabricantes estadounidenses ya no son lo jefes. Las marcas japonesas aprovechan su experiencia en coches más eficientes y su tirón en los mercados emergentes para ganar terreno y convertirse en los números uno.
No hay duda de que la crisis afecta a todos: en el mes de octubre tanto los fabricantes japoneses como los estadounidenses, líderes indiscutibles hasta el momento, han visto como caían sus niveles de ventas hasta niveles históricos.
Crisis en el sector
Las ventas de coches en EEUU cayeron un 31,9% en octubre hasta su nivel más bajo de los últimos 25 años, y en el caso del gigante General Motors (GM), llegaron a reducirse hasta un 45 por ciento, su peor retroceso desde la II Guerra Mundial.
A primera vista, en Japón, después de la publicación de los resultados financieros de entre abril y septiembre por parte de las empresas, los fabricantes no parecen librarse de la crisis.
Toyota Motors, el primer fabricante nipón, redujo su beneficio neto entre abril y septiembre un 47,6% interanual y vendió 51.000 vehículos menos, hasta los 4,25 millones de unidades. Sin embargo, en el caso de Honda y Nissan, el segundo y tercer fabricante respectivamente, aunque los beneficios netos se vieran afectados por la ralentización de los mercados, las ventas aumentaron.
Preparados ante las dificultades
Los problemas económicos afectan a todos, pero ante la crisis actual, por sus características, los fabricantes japoneses están mejor preparados que los de EEUU.
En primer lugar, el elevado precio del petróleo ha motivado cambios en la demanda del mercado automotriz, que ahora exige coches cada vez más pequeños y más eficientes.
Por otro lado, los fabricantes estadounidenses de vehículos impulsaron sus ventas gracias a los créditos fáciles que hasta ahora se concedían en EEUU. Pero ahora, tras la explosión de la burbuja de las hipotecas subprime, este tipo de financiaciones se enfrenta a una de las peores crisis de la historia.
La voluntad de cambio ya está ahí: los gigantes estadounidenses han empezado a planear su transición hacia la fabricación de coches más pequeños, sin embargo, mientras se aplican en sus deberes, los japoneses van a aprovecharse de su ventaja en este el campo.
De hecho fabricantes japoneses como Honda y Suzuki han visto como este tipo de vehículos, que gozan de gran éxito en todo el continente asiático, han ayudado a impulsar sus ventas globales.
Además, los mercados emergentes, en los que las principales marcas japonesas gozan de una demanda elevada, se han convertido en otro de los elementos clave para confirmar a los nipones como los mejores preparados para capear este temporal.
Fusiones para defenderse
Mientras los japoneses lidian para superar la crisis, la situación de la industria automotriz de EEUU pasa por uno de los momentos más dramáticos de su historia.
Ante lo que algunos ya definen como la peor crisis desde la Gran Depresión, los principales fabricantes estadounidenses han empezado a barajar opciones de fusión, de venta de participaciones o incluso peticiones de ayuda al enemigo.
Varios medios de comunicación japoneses informaron recientemente de que GM acudió a Toyota ante los efectos de la crisis. Según la agencia japonesa Kyodo, si el acuerdo entre las dos mayores compañías automovilísticas del mundo prosperara, Toyota podría producir vehículos de bajo consumo para GM y suministrar a la compañía de EEUU tecnologías para automóviles híbridos.
Toyota por el momento no ha confirmado las informaciones, pero no es la única compañía nipona que podría obtener un cierto beneficio de la debilidad de sus rivales. Varios medios estadounidenses dijeron que alianza franco japonesa Renault-Nissan propuso recientemente la compra de un 20% de Chrysler, tercer fabricante de EEUU.
Sin embargo, las conversaciones entre Nissan y Cerberus Capital Management, propietaria del 80,1% de Chrysler, se han paralizado después de que GM y Chrysler hayan empezado a negociar una posible fusión de las dos compañías.