
Las principales dudas sobre el proceso de recapitalización del sector financiero se empiezan a aclarar. Una de las principales incógnitas, relacionadas como el banco malo, comienzan a despejarse. Fuentes oficiales destacaron ayer que el precio de los activos que adquiera esta sociedad inmobiliaria pública estará en torno al fijado en los test de estrés que realizó Oliver Wyman el pasado junio al conjunto del sector.
Según distintos analistas, éste, por tanto, será prácticamente similar al contabilizado en los balances de las entidades después de las provisiones que exigen los dos reales decretos, por lo que los descuentos que aplique serán mínimos.
La normativa aprobada en febrero y mayo requería unas dotaciones para la vivienda terminada del 35%, para los pisos en construcción del 65% y de hasta el 80% para el suelo.
Caídas del 10%
Oliver Wyman, en el informe en el que concluía que unas necesidades máximas de capital de 62.000 millones, preveía un descenso del precio de la vivienda en los próximos tres años de en torno al 10% y para el suelo de poco más del 40%.
Las fuentes oficiales matizan que todavía no está decidido y que quedan flecos por acordar, a la espera de conocer los resultados definitivos de los test de estrés individuales elaborados por Oliver Wyman, que se conocerán el próximo 28 de septiembre.
Las mismas fuentes sostienen que el escenario adverso tiene una probabilidad del 1%, por lo que no tendría sentido establecer sus previsiones, por lo que se va a tomar el escenario base.
Con estas tasaciones, para las que se han tenido en cuenta los consejos de expertos del sector y las últimas compraventas del mercado, se atiende a las peticiones del Memorándum de Entendimiento sellado con Bruselas para recibir los hasta 100.000 millones, que servirán para sanear el sector, como determinar un precio de valor razonable para los activos tóxico. Esto implicará que si una entidad tiene cubiertas las provisiones exigidas podría recibir, incluso, dinero.
¿Y los activos?
El perímetro de los activos que tendrá el banco malo también se ha empezado a delimitar. En él se incluirán únicamente los adjudicados (pisos, suelo y alquileres) de las entidades que sean ayudadas, además de los créditos deteriorados (morosos y con riesgo de impago) al sector promotor.
En principio, sólo las nacionalizadas y aquellas que sean asistidas por Europa podrán vender estos activos a la sociedad pública. No obstante, se deja la puerta abierta para que los grupos saneados y los fondos de inversión inmobiliaria, por ejemplo, puedan cederlos a cambio de una participación en el accionariado de este instrumento o de bonos que emita para su financiación.
De esta manera, el Gobierno incentivaría la compra de títulos del banco malo. La regulación recientemente aprobada estipula que más de un 50% de esta sociedad esté en manos privadas, un objetivo imprescindible para que se recupere la credibilidad perdida.
En el Gobierno sostienen que las necesidades de capital máximas no superarán los 60.000 millones para el conjunto y que podrían bajar una vez se ponga en marcha el banco malo, y después de que las entidades apliquen ventas de participaciones industriales y sus accionistas y tenedores de productos híbridos (participaciones preferentes y bonos subordinadas) asuman pérdidas.
Los activos que tome la sociedad pública se podrán vender en 15 años. Su gestión será llevada por personal que contratará en un proceso competitivo el FROB, pero la comercialización de los mismos se realizará por las propias entidades para una mayor eficiencia operativa.
Los test de estrés contemplan dos escenarios. El adverso, por el que se exigirá un 6% de capital de máxima categoría, eleva la caída de la economía al 4,1% este año; al 2,1% en 2013; y al 0,3 por ciento el próximo. El base, menos catastrofista, requerirá una solvencia del 9%.
Uniones desincentivadas
El saneamiento completo del sistema finalizará en junio del próximo ejercicio. Para ello las entidades podrán fusionarse. Pero el Gobierno, según las mismas fuentes, sólo ve viables que estén lideradas por grupos que no necesitan capital. "No sé si una entidad que precisa de ayudas puede ser el candidato ideal para protagonizar una operación de esta magnitud", indican.
De esta manera, las adquisiciones que se vayan a realizar estarán comandadas por los sanos, que se limitará a una media docena, y por grupos extranjeros, siempre y cuando quieran participar en el proceso. Esta teoría también se pretende aplicar a las futuras ventas de Novagalicia, CatalunyaCaixa, Bankia y Banco de Valencia. Tiene el objetivo de racionalizar los recursos públicos que se destinen.
En la actualidad hay distintas operaciones de integración en marcha. Por un lado, el Popular negocia adquirir BMN, pero también ha sido tanteado por La Caixa. Por otro, Kutxabank pretende ganar tamaño. Y en tercer lugar, Ibercaja, Liberbak y Caja3 intentar cerrar su fusión, como Unicaja con España-Duero.