El alcalde de Londres, Boris Johnson, anunciaba la semana pasada que la ciudad probará este verano unos semáforos inteligentes que detienen el tráfico rodado si en la acera hay demasiados peatones esperando para cruzar.
Dotados de varios sensores y cámaras, estos semáforos serán capaces de determinar la cantidad de personas que quieren cruzar la calle y, en consecuencia, regular los colores de paso en función de las necesidades.
De momento estos dispositivos sólo serán sometidos a pruebas en dos cruces problemáticos de la city, pero el objetivo es su eventual implantación por toda la capital británica. Así, confían sus responsables, reducirán los incidentes entre peatones y vehículos, tanto a favor de éstos -agilizando el tráfico cuando no haya gente esperando en el cruce- como de aquéllos.
El regidor londinense señaló esta proyecto, bautizado Pedestrian Scoot, como una herramienta perfecta para controlar el tráfico en situaciones puntuales de grandes aglomeraciones como el acceso o la salida a un partido de fútbol o a un concierto celebrado en un gran recinto.
La crisis de los icónicos taxis de Londres
