Política

Durmiendo con su enemigo o ¡váyase, señor Rajoy!

Efe

Aficionado a las anécdotas y buen conocedor de la historia, Mariano Rajoy podría estar rememorando ahora ese consejo que, dicen, daba Winston Churchill a un diputado conservador de estreno en los Comunes: "no se equivoque, joven, esos de ahí enfrente (en referencia a los bancos laboristas) son sus adversarios, los enemigos son los que se sientan junto a usted". Rivera envía señales al PP: la 'cabeza' de Rajoy y "que lo intente otro"

Viene esto a cuento de lo que está ocurriendo aquí y ahora en el PP. Porque aunque oficialmente la consigna es negarlo, lo cierto es que cada vez son más y con más peso dentro del partido quienes piensan que el presidente en funciones es el principal obstáculo para conseguir un acuerdo con el PSOE que garantice la estabilidad política, elimine las incertidumbres dentro y fuera y tranquilice a los mercados y a los inversores.

Y siendo cierto que son pocos los que dudan de la honradez de Rajoy, y muchos quienes valoran su coraje para afrontar la crisis y sus logros en la economía, lo cierto es que su política del rodillo y sus muchos errores en los múltiples casos de corrupción que han salido y siguen saliendo en su partido le han condenado al aislamiento y le imposibilitan para ser el presidente de consenso que España necesita.

Mensajes de apoyo a los corruptos como el "Luis, sé fuerte" o el "Alfonso te quiero, coño; tus éxitos son mis éxitos", o su apoyo a Jaume Matas o Francisco Camps son una losa que, como demostraron los resultados de las urnas, pesa más que todos los resultados juntos de sus gestión al frente del Ejecutivo .

Sólo su guardia pretoriana y su mujer, Elvira, que, me cuentan ha llamado a importantes empresarios para pedirles apoyo a su marido, se mantienen leales a un Rajoy, quien por implicación, que no parece, por consentimiento o por desconocimiento, es responsable de esa corrupción generalizada en su partido. Que eso es lo que, en su momento, imputaron los populares, con Aznar al frente, a Felipe González cuando el GAL. Con una diferencia, que a Mariano no son sólo los contrarios quienes le dicen "váyase". También entre los suyos empiezan ya a cantarle el miserere.

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