
Cautivo y desarmado, el holding empresarial de la familia Franco no ha logrado alcanzar sus últimos objetivos financieros. La guerra ha terminado, pero las pérdidas acechan. Francisco Franco, el dictador que gobernó España con mano de hierro durante 40 años, lo dejó todo bien atado para que sus descendientes no pasaran apuros económicos.
Pero ni siquiera el Generalísimo pudo prever el fuerte estallido de la burbuja inmobiliaria, que -golpeada por las hordas especuladoras- ha alcanzado de lleno a sus empresas. Sus ingresos caen de forma alarmante, hasta casi un 90 por ciento en algunos casos, hay sociedades que reducen almínimo sus beneficios y otras sufren importantes pérdidas.
Subida de sueldo de Carmen Polo
Y eso que todo ello no ha impedido, sin embargo, que la matriarca del clan, la hija del caudillo, Carmen Franco Polo, se haya subido el sueldo un 43 por ciento, hasta 17.000 euros mensuales, lo que equivaldría, en el caso de que fueran 12 pagas, a una remuneración total al año de más de 200.000 euros.
El patrimonio de los Franco, valorado actualmente entre 500 millones y 600 millones de euros, quedó garantizado mediante el testamento firmado en el Palacio de El Pardo el 20 de agosto de 1968, cuyo legado les ha asegurado, de momento, una vida sin problemas. Los descendientes mantienen un imperio empresarial que suma cerca de 50 compañías, la mayor parte de ellas centradas en la inversión inmobiliaria, con locales comerciales de inmuebles en Madrid y las principales zonas de la costa.
El imperio inmobiliario
Al frente de este pequeño holding está la hija del dictador: Carmen Franco Polo. Dos de las empresas más importantes del imperio son la inmobiliaria Fiolasa y la consultora Sargo Consulting, que están sufriendo con creces los efectos de la crisis. Fiolasa, propietaria de aparcamientos, terrenos y locales comerciales, suma unos activos valorados en 24 millones de euros. Tiene inversiones en Banif, Fidelity, JPMorgan y BNP y controla de forma directa o indirecta otras empresas de la familia, como Cauce, Promociones Suroeste, Aparcamientos Atocha, Caspe o Proazca.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el pasado ejercicio su facturación pasó de más de 5 millones a tan sólo 623.884 euros. Y lo peor, quizás, para los Franco es que el beneficio se desplomó aún más. En 2006, la sociedad había declarado unos beneficios de casi 4 millones y en 2007 apenas alcanzó los 103.000 euros.
Y aunque su tamaño es sensiblemente inferior, a Sargo no le va mucho mejor. Lo llamativo es que con unos ingresos que apenas alcanzan los 201.000 euros y unas pérdidas de explotación de 33.358 euros en el último ejercicio?seis veces más que el año anterior?, esta firma se ha convertido en una fuente de ingresos recurrentes para la matriarca de la familia.
La remuneración
Carmen Franco, que no cobra remuneración por su participación en el resto de sus sociedades, ha utilizado ésta para su subida de sueldo. Constituida en diciembre de 2002, Sargo tiene activos valorados en 21 millones y su objeto social, según los datos del Registro Mercantil, consiste en "la prestación de asesoramiento e información económico- financiera para personas físicas o jurídicas, sean éstas de naturaliza privada, pública o semipública".
Carmen Franco gestiona a través de estas empresas, de forma directa o indirecta, propiedades inmobiliarias, que incluyen fincas solariegas, pisos en las mejoras zonas de Madrid y la costa, locales, aparcamientos e incluso palacetes, como la Casa Cornide, en La Coruña, o el Pazo de Meirás, en la misma provincia, y objeto actualmente de polémica ante la reclamación del edificio por parte de la Xunta de Galicia como Bien de Interés Cultural.
Y eso por no hablar de las propiedades que han vendido en los últimos años y que les han supuesto ya jugosos ingresos, como el Palacio del Canto del Pico, en Torrelodones, traspasado en 1988 por más de 300 millones de pesetas (1,8millones de euros) tras años de abandono y deterioro. Otra parcela en la Colonia El Bosque, en Pozuelo de Alarcón (Madrid); la finca Cerca de los Monteros, en Marbella; los terrenos de olivares en Mancha Real (Jaén) o los apartamentos en la Playa de Campoamor (Alicante).
Aunque la hija del general es la que aparece como administradora única demuchas de las empresas y propiedades de los Franco, el verdadero ideólogo y gestor del entramado empresarial es Francisco Franco Martínez-Bordiú, más conocido como Francis, nieto del anterior jefe del Estado, que se cambió el apellido para mantener la estirpe.
Intereses inmobiliarios
El problema es que muchas de las empresas que gestiona, casi todas ellas con intereses en el sector inmobiliario, están en números rojos o atraviesan una complicada situación financiera. Es el caso de Pristina, Oceans Eleven, Proazca, Aparcamientos Atocha 70, Caspe 99, Montecopel o Centro de Agentes Unidos del Calzado Español. El caso más significativo es precisamente el de esta última, dedicada pese a su nombre a la adquisición de fincas urbanas para su posterior alquiler, y que acumula en los últimos cuatro años unas pérdidas operativas de un millón de euros.
El desembarco de los Franco en el negocio inmobiliario no es, sin embargo, nada nuevo. Su entrada en el mismo se produjo ya en la década de los setenta del pasado siglo, de la mano del polémico ganadero y constructor Fidel San Román.
Más de 30 sociedades inmobiliarias
Con más de 30 sociedades inmobiliarias y grandes extensiones de suelo en la Comunidad de Madrid, San Román ha estado envuelto e imputado en varios escándalos urbanísticos en los últimos años, el último de ellos el de la operación Malaya contra la corrupción en Marbella. Hace unos dos años, el juez instructor, Miguel Ángel Torres, le imputó por un presunto delito de tráfico de influencias y prevaricación y el empresario llegó a ingresar en prisión.
Se había encontrado "una supuesta agenda" en la que se reflejaría un pago de cuatro millones de euros ligados a un convenio urbanístico con el Ayuntamiento de la localidad y la edificación de una urbanización levantada en suelo rústico. Ahora, después de más de 40 años de negocios juntos, parece que las relaciones entre los Franco y los San Román se han roto de forma definitiva. Son los designios inmobiliarios.