Hace escasamente dos semanas se aprobó una reforma hipotecaria en España, sólo con los votos del Partido Popular y Unión del Pueblo Navarro. Esta reforma aborda varias cuestiones como la suspensión de algunos desahucios, la dación en pago para ciertos casos, la revisión de las cláusulas abusivas y algunos asuntos más. Una reforma insuficiente para The Economist.
La publicación británica señala que esta reforma es una ley aguada. Con esta ley se detienen las ejecuciones de las hipotecas para quienes acumulan hasta tres meses de retrasos en los pagos. Para las familias más desfavorecidas la moratoria es de 24 meses.
Esta reforma también limitan los intereses, los cuales no pueden alcanzar el 25%. Según The Economist los bancos españoles han respirado con alivio tras conocer la ley, una reforma blanda y que no soluciona los problemas reales.
La publicación británica asegura que la situación de las entidades financieras españolas todavía no es crítica. La morosidad hipotecaria se encuentra en el 3,5%, muy por debajo del 10,4% que ha alcanzado la morosidad general. Además, muchas hipotecas cuentan con el aval de los familiares de los hipotecados.
Pero el Gobierno español debe tener cuidado, el déficit en 2012 ha sido del 10,6% sobre el PIB contando con el dinero usado para rescatar a los bancos. El Gobierno español no puede permitirse otro rescate bancaria, asegura The Economist.
La publicación inglesa también destaca algunas medidas que han tomado algunas comunidades en España como Andalucía o las Islas Canarias, que están luchando contra los bancos para expropiar el stock de vivienda vacías en manos de las entidades financieras.