
El presidente saliente, Nicolas Sarkozy, se ha despedido de sus simpatizantes en una multitudinaria y nostálgica comparecencia poco después de conocerse los sondeos a pie de urna que daban la victoria a su oponente, François Hollande. Los primeros datos del Ministerio de Interior revelan su derrota, con el 49'17% de los votos.
El líder de la UMP ha aprovechado la comparecencia para despejar dudas sobre su futuro: no seguirá en la primera fila de la política francesa. "Seguiré compartiendo vuestras convicciones y defendiéndolas, pero mi lugar no podrá ser el mismo", ha explicado a sus electores.
El presidente saliente mostró su satisfacción por "vivir de acuerdo con lo que uno piensa" y no tardó en hacer la revelación que muchos estaban esperando. Nicolas Sarkozy ha aludido en clave de pasado a su trabajo en la política, una carrera que ronda los 35 años, de los que diez los ha dedicado a responsabilidades "al más alto nivel" y cinco como presidente de la República. De este modo, Sarkozy, ha justificado su decisión y el hecho de que su "compromiso político con el país será distinto".
"Quiero volver a ser un francés más", ha asegurado.
El presidente saliente no ha dudado en reconocer la derrota: "Francia supo ganar en 2007, y sabe reconocer la derrota de 2012".