El Alfa Romeo 4C va por libre. Busca un cliente muy especial, con gusto por la conducción y por las sensaciones auténticas. Nos ponemos a los mandos para disfrutar de la pasión italiana en su estado más puro.
Tan pequeño y tan grande a la vez. Parece mentira que en un envoltorio que ni siquiera llega a los 4 metros de longitud, haya cabida para tal cantidad de emociones. Pero emociones de las de verdad, de esas que ponen los pelos de punta a quienes disfrutan conduciendo.
El Alfa 4C emplea una receta que no falla: peso muy contenido, centro de gravedad bajo, motor ubicado en posición central, tracción trasera... y un una enorme dosis de pasión italiana. Sí, esa que parecía haber quedado atrapada en décadas pasadas. En Alfa Romeo han demostrado que aún saben hacer productos emocionales y la prueba es este mini Ferrari que hoy tenemos entre manos.
El Alfa Romeo 4C es un deportivo biplaza, al que difícilmente se le puede encontrar rival en el mercado actual. Si acaso un Lotus Elise S podría seguirle la pista, pero poco más. Al colocarlo sobre la báscula arroja una cifra de 995 kilos, líquidos incluidos, y está desprovisto de muchos elementos de confort hoy imprescindibles en casi cualquier coche, como pueda ser la dirección asistida. Está claro que no es un modelo para cualquiera. Hay que tenerlo muy claro para hacerse con un 4C, ya que el día a día puede ser una tortura a sus mandos... o más bien todo lo contrario, como veremos a continuación.
Nunca antes 240 CV dieron tanto de sí
Bajo el capó trasero y bien centrado, aparece un motor ya conocido en la marca: el cuatro cilindros turbo, de 1.750 cc y 240 CV, que hemos podido probar en modelos como el Giulietta QV. ¿Es posible que un motor de esta cilindrada y potencia sea capaz de lograr prestaciones muy deportivas? A priori no lo parece, pero sí. Esa ligereza de la que hablábamos antes hace que los 240 CV parezcan más. Las sensaciones que transmite en plena aceleración se asemejan a las de un deportivo con motor más gordo cuando pisamos el pedal derecho a fondo, algo que no deja de sorprender. Da igual la relación que llevemos engranada, incluso en sexta y partiendo desde la zona baja del cuentavueltas, el pequeño Alfa empuja con mucha contundencia y gana velocidad con una facilidad increíble. Por si alguien se pregunta por cifras concretas, el 4C cubre el 0 a 100 km/h desde parado en 4,5 segundos, que es exactamente el tiempo que invierte un Porsche 911 Carrera S (400 CV) en esa misma operación.
Este motor, que responde a la denominación 1.7 TBi, se ubica justo detrás del conductor y se asocia al cambio automático TCT, de doble embrague y seis velocidades. No podemos decir que sea un prodigio de rapidez, ya que hay otras transmisiones en el mercado que son más ágiles, pero lo cierto es que es suficientemente eficaz y se lleva bien con el propulsor. Este cambio carece de selector, en su lugar hay unos botones ubicados en el túnel central (al más puro estilo Ferrari) que sirven para iniciar la marcha, seleccionar la marcha atrás y el punto muerto, y también para pasar del modo manual al automático. La operación de subir y bajar velocidades se hace exclusivamente con las levas que hay tras el volante.
Como decíamos, este cambio funciona bien y probablemente sea una opción acertada para sacarle todo el jugo al motor 1.7 TBi. Aún así, cabe la duda de saber cómo le sentaría una caja de cambios manual al Alfa. Suponemos que se habrá descartado esta posibilidad por cuestiones de costes (el conjunto motor/trasmisión ya estaba desarrollado) y de adecuación a una gama que habría de ser lo más simple posible. Pero tenemos bastante claro que no hay nada como jugar con tres pedales y una palanca, sobre todo en un coche que tiene la vista puesta en los circuitos. En fin, nos quedamos con las ganas.
Un planteamiento muy radical
El 4C es un deportivo en sentido estricto, es decir, que las comodidades simplemente brillan por su ausencia. Acceder al interior es complicado (salir de él aún más) y una vez dentro, el conductor se acopla en un asiento tipo bacquet que casi no tiene mullido y que obliga a ir tan cerca del suelo como estirado. En principio, no hay aire acondicionado ni radio, a no ser que se decida montar estos dos elementos opcionales, y también faltan los tiradores de las puertas tal y como los conocemos, ya que aquí son unas simples tiras de cuero. El aspecto visual de la consola, el salpicadero, los recubrimientos, etcétera son más bien normalitos. Gusta el diseño, pero la calidad es simplemente correcta. ¿Por qué todo esto? Porque es un coche para conducir. Y punto. No pretende ser equilibrado, sino una opción para los más puristas.
Una vez en carretera empieza lo bueno. Nos dirigimos hacia un tramo revirado y aquella dirección tan pesada en parado, de repente gobierna al Alfa mejor de lo esperado. Es muy directa, suficientemente informativa y se maneja a través de un volante pequeño y deportivo. Eso sí, tras una intensa sesión de curvas acaba haciendo mella y aparece un ligero cansancio en los brazos que no habíamos experimentado en ningún otro deportivo de las dos últimas décadas.
El 4C es un coche ágil, tanto por su ligereza como por su tarado de suspensión, que es realmente firme. También destaca la capacidad de tracción de su eje trasero, que es capaz de transmitir cada unos de los 240 CV al suelo (ojo, que es un motor turbo muy rabioso) sin que las ruedas patinen, y su equipo de frenos. Sobre este último tenemos que decir que no sólo nos ha gustado su mordiente sino lo dosificable que es a medida que vamos metiendo más presión con la pierna. De alguna manera y salvando las distancias, nos recuerda a la frenada de un Porsche 911, muy similar en estos aspectos.
Al terminar la prueba sólo podemos decir que este Alfa ofrece unas sensaciones de conducción únicas. Es un deportivo puro, que logra transmitir un 'feeling' muy directo. Cualquier coche moderno, por potente que sea, es un mero electrodoméstico a su lado.
¿Una buena idea?
Desde luego, el 4C no es apto para un uso diario ni medio frecuente. Es duro, seco, incómodo, obliga a mancharse y a contorsionarse para acceder al interior... además es ruidoso, tiene una visibilidad interior muy pobre y, para colmo, es caro. Pero, dicho esto, bendito el momento en que se puso este proyecto sobre la mesa y se llevó a cabo. Este Alfa es pura pasión, es la prueba irrefutable de que en algún momento los coches no fueron 'lavadoras' con ruedas y de que el carácter de la marca italiana sigue vivo. Es estupendo que exista algo así en un momento en el que todo parece ir por los derroteros de la eficiencia y lo políticamente correcto. Así que, sin duda, es una buena idea.
Ficha técnica
Motor: gasolina, 4 cilindros
Potencia: 240 CV
Par: 350 Nm
Consumo medio: 6,8 l/100 km
Cambio: automático, 6 velocidades
Tracción: trasera
Velocidad máxima: 258 km/h
Aceleración 0-100 km/h: 4,5 segundos
Maletero: 110 litros
Precio: 53.990 euros