Probamos el Skoda Superb Combi más completo de la gama. Una berlina interesante por lo que ofrece, aunque con un precio de partida más propio de un coche premium que de uno generalista.
No, no nos hemos vuelto locos con el título de esta prueba. Realmente pensamos que este Skoda es una súper berlina, y no por lo evidente del juego de palabras que esconde su nombre, sino porque es enorme en todos los sentidos. Cualquier Skoda Superb lo es, con sus casi 5 metros de longitud y su genersosísimo habitáculo, pero mucho más en el caso del modelo que hoy probamos. Se trata de la versión familiar Combi en su máxima expresión, es decir, con motor TDI de 190 CV, cambio automático DSG de doble embrague, tracción integral y nivel de equipamiento Laurin&Kliment. Lo más de lo más, vamos.
Tenemos que empezar diciendo que no es un coche precisamente barato con esta configuración. Desde luego, quien tenga en mente un Skoda casi seguro pensará en una cifra contenida, en cualquier caso nunca superior a los 40.000 euros. Pues bien, esta versión rebasa esa cifra. Por qué? Simplemente, porque lo vale. Lo que tenemos entre manos es un coche perfectamente equiparable a, por ejemplo, un Volkswagen Passat Variant con el mismo motor, cambio y sistema de tracción, cargado hasta los topes de equipamiento. Ese dinero seguramente no escandalice a nadie si nos referimos al Passat, pero con el Superb igual cambian las tornas. Sin embargo, la dotación del Skoda es incluso más amplia y su planteamiento práctico, infinitamente mejor. Así que quizá sea la opción de compra más inteligente.
Un generalista con aires de clase business
Para hacerse con un Superb Combi hay que tener las cosas claras. Se trata de una berlina bastante grande, con 4,86 metros de largo, que no es apta para todo tipo de públicos. A pesar de que se siente relativamente ágil al volante, sus dimensiones pueden llegar a entorpecer la vida de quien se mueva a diario por calles estrechas de una ciudad o aparque en plazas de espacio limitado. Está a caballo entre los segmentos D y E, lo que le otorga unas dimensiones muy respetables, que esconden lo mejor en su interior. No hay nada, al menos entre las berlinas generalistas, como el habitáculo del modelo checo. Es amplio como una plaza de toros en todos sus asientos. Y esto no es una mera impresión de quien escribe estas líneas sino una serie de datos objetivos que dicen que ninguno de sus rivales directos ofrece tanto altura libre al techo, ni anchura para los hombros ni -fundamental- tanto espacio longitudinal para las piernas. Es más, tendríamos que irnos a modelos como el BMW Serie 7 o el Mercedes-Benz Clase S para encontrar una sensación de desahogo parecida, lo que es mucho decir. Así que aquí tenemos el primer punto que puede hacer deseable este coche a ojos de muchos.
El segundo punto a favor es su maletero, que bien merece unas líneas por lo que aporta. A todo familiar se le presupone una zona de carga cómoda, con un plano de carga bajo, y el Superb no falla en esto; pero es que además ofrece un volumen mínimo de 660 litros y numerosas soluciones como los ganchos y puntos de amarre, los espacios de almacenamiento, la bandeja divisoria o los separadores de carga (todo ello de serie), que lo convierten en uno de los maleteros más prácticos de su segmento. Quien quiera aumentar las posibilidades puede recurrir al catálogo de opciones e incluir el sistema automático de respaldos traseros o el asiento del acompañante con función de carga larga, que cuestan 85 y 90 euros respectivamente, y facilitan la entrada de la carga en gran medida.
Arsenal de tecnología
Una vez visto el tema de la versatilidad, toca hablar del apartado dinámico. Las aspiraciones del Superb son de auténtico rutero y por ello se mueve de forma cómoda y estable. No es un coche para nada ratonero en tramos de curvas (si alguien busca diversión a los mandos de una berlina ágil quizá deba buscar otras opciones) pero sí rueda con mucho aplomo y hace sentir bien al pasaje mientras van pasando los kilómetros. La suspensión adaptativa DCC de serie pone su granito de arena a la hora de hilar más fino en cada tipo de conducción. Eso sí, echamos de menos una mejor insonorización del habitáculo, como la que encontramos en los Audi y Volkswagen de última hornada. Quizá sea aquí donde más se note la brecha entre generalistas y premium dentro del grupo VAG. Es una pena, porque ese punto de finura a veces puede marcar la diferencia.
Bajo el capó encontramos el motor 2 litros TDI de 190 CV, que mueve con soltura los más de 1.600 kilos de peso de nuestro Superb y contiene gastos en el día a día gracias a su consumo medio de 5,1 litros a los cien. De toda la gama, este es quizá el más solvente por su capacidad de empuje, aunque el TDI de 150 también puede ser un buen punto de partida para quien no dé especial importancia a las prestaciones. El cambio automático DSG de seis velocidades y la tracción total redondean el conjunto mecánico que, como decíamos unas líneas arriba, hacen de este Superb el más completo de la gama.
¿Se podría prescindir de alguno de estos elementos? Sin duda, y aún así seguiríamos teniendo una buena berlina. Está claro que la transmisión automática suma puntos en comodidad, que los 190 caballos son muy jugosos y que las cuatro ruedas motrices pueden ser el aliado perfecto para quien suela rodar por zonas de baja adherencia, pero también es cierto que renunciar a estas tres cosas supone un ahorro de 6.500 euros. Y si además dejamos de lado el completísimo acabado Laurin&Kliment -no le falta un solo detalle en materia de confort, seguridad y tecnología-, restamos otros 5.000 euros a un precio final que acabaría siendo muy interesante. La elección, en cualquier caso, está en manos del cliente y sus preferencias/necesidades, pero sea cual sea la opción elegida, siempre se estaría llevando a casa una berlina con un precio acorde.
Lo más destacable
- Calidad percibida
- Amplia dotación de serie
- Prestaciones y consumo
Lo mejorable
- Insonorización del habitáculo
- Diseño interior poco arriesgado
- Sonoridad del TDI en parado
Ficha técnica
Motor: turbodiésel, 1.968 cc
Potencia: 190 CV a 3.500 rpm
Par motor: 400 Nm a 1.750 rpm
Consumo mixto oficial: 5,1 l/100 km
Transmisión: automática, 6 velocidades
Maletero: 660/1.950 litros
Velocidad máxima: 228 km/h
Aceleración 0-100 km/h: 7,7 segundos
Precio: 43.892 euros