En el nuevo Serie 7, BMW ha volcado todo su potencial como viene siendo habitual en su modelo más lujoso. Y de paso ha dado un paso decisivo hacia la conducción automática.
Estamos ante la sexta generación del modelo más exclusivo de BMW que, desde 1977, reina en el segmento de las berlinas de representación, sin inquietarse por más rivales que los Mercedes Clase S y los Audi A8.
Normalmente, la aparición de un nuevo Serie 7 focaliza la atención en su mecánica, mejorada sustancialmente respecto a la de su predecesor. En el caso del modelo de 2015, es la innovación tecnológica la que nos deja con la boca abierta. Son una serie de insólitos mecanismos los que reclaman de inmediato nuestra atención. Como por ejemplo una cámara que va leyendo la carretera y se anticipa a los baches o irregularidades, preparando la suspensión para neutralizarlos.
El efecto es una amortiguación anticipada de la suspensión neumática que no deja traspasar ninguna vibración al interior del habitáculo. La propia llave del vehículo es un dispositivo con su propia pantalla táctil que nos permite acceder a toda la información del coche y a algunas de sus funciones, como la climatización. Además, nos sirve para ordenar al Serie 7 que se aparque el solo en nuestro garaje. Y no es una película de 007.
Mandos virtuales
Conducir el Serie 7 se convierte en toda una nueva experiencia. Ni siquiera hay que utilizar los botones o la pantalla táctil. Un sensor 3D detecta los gestos que hacemos con la mano delante de la consola y así podemos por ejemplo subir el volumen de la radio o rechazar una llamada. Mientras tanto, nuestro teléfono nunca se quedará sin batería pues se recarga por inducción sobre un soporte especial.
El funcionamiento del coche ofrece por otro lado el también novedoso Driving Experience Control con la función Adaptative. Detecta nuestra manera de conducir y las características de la carretera y adapta los reglajes del coche a estas circunstancias.
El BMW Serie 7 ya podría conducir por nosotros gracias a sus sensores y sistemas de ayuda. Pero ese paso todavía está por llegar debido a las actuales legislaciones. Sin embargo, los sistemas electrónicos de control y seguridad hacen que pilote casi de forma automática hasta una velocidad de 210 kilómetros por hora. El conductor tiene todavía la última palabra en el control del coche, pero ya se puede hablar de una conducción semiaumática y que anticipa la autonomía total que llegará en el futuro.
Se ofrece con tres diferentes motores, tracción total y carrocería alargada. Construido con aluminio y fibra de carbono, reduce su peso total en hasta 130 kilos.
Ficha Técnica
Dimensiones: 509/190/147 cm
Batalla: 307 cm
Motor: 6 litros, V8, gasolina y diésel
Potencia: de 265 a 449 CV
Tracción: trasera o integral
Cambio: automática, 8 velocidades
Par motor: De 400 a 650 Nm
Velocidad máxima: 250 km/h
Precio: Desde 94.650 euros