Los SUV pequeños siguen creciendo en ventas de forma imparable. Es un segmento que interesa a los usuarios y en el que muchos fabricantes quieren tener presencia. Por eso, entre tanta competencia, resulta imprescindible desmarcarse con un producto convincente. El nuevo Mazda CX-3 lo es y en este artículo contamos por qué.
Tras el éxito cosechado por el CX-5 y siguiendo su estela, llega ahora al mercado el nuevo Mazda CX-3, un todocamino más pequeño que pretende hacerse un hueco en un segmento cada vez más importante para las marcas. Nos referimos al B-SUV, es decir, el de los todocamino que tienen una longitud cercana a los 4 metros. Esta categoría creció en Europa un 56% en el último año y parece mantener la tendencia positiva, por lo que se plantea en este momento como una apuesta segura para los fabricantes.
No en vano, el CX-3 es el enésimo modelo que vemos aparecer en el segmento. Todos quieren estar ahí y la competencia es feroz. Sin embargo, el nuevo Mazda no es un modelo cualquiera. Tras haberlo probado en su presentación oficial a la prensa, tenemos la sensación de que tiene opciones de convertirse en un modelo bastante demandado. Cualidades no le faltan para ello.
El Mazda CX-3 se asienta sobre la plataforma B de la marca, que toma prestada de su hermano el Mazda2, aunque convenientemente adaptada a sus pretensiones. Por ejemplo, la suspensión y la dirección cuentan con una puesta a punto específica, más apropiada para un todocamino. Sin embargo, se mantiene esa dinámica y ese 'feeling' tan típicamente Mazda, que ofrece a las manos del conductor una agradable sensación cuando va a los mandos. Esto quiere decir que, de entre todas las opciones que existen hoy en el mercado, esta quizá sea una de las más apropiadas para todos aquellos que disfrutan conduciendo. El tacto del cambio, la suavidad de rodadura, la finura de sus motores? Todo parece ir enfocado a captar a ese tipo de usuarios que no se conforman con un simple medio de transporte para sus desplazamientos diarios.
Motores Skyactiv con la cilindrada "adecuada"
La oferta mecánica que pone sobre la mesa el CX-3 es sencilla pero suficiente. Quien busque un motor diésel, que seguramente será la mayoría (Mazda estima que casi el 70% de los clientes lo preferirá), tiene un 1.5 de 105 CV que da unas prestaciones bastante buenas unidas a un consumo medio cercano a los 4 litros /100 km. Este motor está disponible con cambio manual y automático, y se puede asociar a la tracción delantera o total. Por su parte, lo que quieran disfrutar de un motor de gasolina, bien porque no recorren muchos kilómetros al año o bien porque prefieren la suavidad de este tipo de mecánicas, pueden elegir el 2.0 con 120 ó 150 CV. El primero de ellos sólo con tracción delantera y el segundo, con tracción a las cuatro ruedas. Ambos permiten elegir cambio manual o automático.
Sobre estos motores, el diésel nos parece que cumple bien con su papel a la hora de contener el gasto en el día a día, mientras su capacidad de aceleración es bastante correcta y, seguramente, capaz de satisfacer al usuario medio. Aún así, pensamos que una opción más potente ayudaría a redondear la gama de gasóleo. En cuanto al propulsor de gasolina, tanto en su versión de 120 como de 150 CV, ofrece un agrado de uso muy elevado. Entre tanta alternativa downsizing en el mercado, está bien saber que hay alguien que apuesta por otra tendencia. Y es que Mazda no quiere saber nada de motores pequeños y sobrealimentados. Lo suyo es el rightsizing o, lo que es lo mismo, las mecánicas con el tamaño adecuado (en este caso 2 litros de cubicaje). Curiosamente, a pesar de ser atmosféricos, los Skyactiv-G tienen una capacidad de aceleración y recuperación desde bajas vueltas bastante alegre. Pero sobre todo, son suaves, silenciosas y elásticas. De las dos opciones, casi nos ha convencido más la de 120 CV, ya que gasta menos y sus prestaciones son muy similares.
La herencia del Mazda2 está presente
En el apartado estético, el CX-3 continúa dando vida al lenguaje 'Kodo' (líneas que pretenden transmitir dinamismo), que ya conocemos de los Mazda de última hornada. Visto desde fuera, sus formas son equilibradas y modernas, aunque echamos de menos mayor empaque. No podemos olvidar que este coche es un crossover o SUV, y en este segmento funciona el diseño musculoso. Quizá le hubieran venido bien más horas de gimnasio para tener una apariencia más potente, pero claro, esto no deja de ser una cuestión subjetiva, así que tampoco haremos especial hincapié en ello. Mientras tanto, el interior es prácticamente un calco del Mazda2, con su consola presidida por una gran pantalla, su salpicadero recubierto con piel acolchada de buena calidad y su cuadro de relojes tan característico.
En materia de tecnología lo más relevante del pequeño todocamino japonés son los faros Full LED, el sistema de conectividad MZD 'Connect' y el paquete de seguridad denominado 'i-activesense', que integra los siguientes sistemas: vigilancia del ángulo muerto, alerta tráfico trasero, luz carretera automática, alerta de cambio carril, asistente de frenada en ciudad y control de crucero adaptativo.
Lanzamiento y precio
Este mismo mes llega a nuestro mercado el Mazda CX-3 con un precio de partida de 17.307 euros (descuentos promocionales y plan PIVE ya incluidos). La producción global a nivel mundial será de 150.000 unidades al año, de la cuales, 38.000 irán destinadas a Europa. Las previsiones de ventas para España son de 4.000 unidades anuales.