Toyota expone estos días en el Salón del Automóvil de Ginebra el nuevo Toyota Auris, el compacto con el que materializa el fin de los turismos diésel en Europa de la firma nipona.
Una decisión que encuentra respuesta, además de en la tendencia generalizada hacia la progresiva desaparición de este combustible en favor de la electrificación, en la escasa cuota de mercado que supone para la marca el gasóleo. En 2017, los vehículos híbridos representaron el 41% de las ventas totales de Toyota Motor Europa (TME), un 38% más que el año anterior, hasta 406.000 unidades; mientras que en 2017 el mix de motores diésel de Toyota en turismos en Europa fue inferior al 10%.
Así, la tercera generación del Toyota Auris, que está construida sobre la Nueva Arquitectura Global de Toyota (TNGA, por sus siglas en inglés), ofertará únicamente un motor gasolina turbo de 1.2 litros— y dos alternativas híbridas: 1.8 litros de 122 CV y 2.0 litros de 180 CV. Este último bloque, además, logra una eficiencia térmica récord del 41%.
En el apartado exterior, crece a lo largo y ancho respecto a su predecesor alcanzando los 4,3 y 1,79 metros, respectivamente (4 y 3 cm más), mientras que la distancia entre ejes aumenta 4 cm para ganar en habitabilidad.
Estéticamente, el nuevo Auris luce una imagen más dinámica, un nuevo paso en la evolución de los lenguajes de diseño Under Priority (Prioridad Inferior) y Keen Look (Imagen Potente) de Toyota. En el frontal, la parrilla es más estrecha, incorpora el emblema de Toyota en el centro y cuenta con unos grupos ópticos LED con Luces de Circulación Diurna integradas (DRL). Tampoco falta la apuesta bicolor en la carrocería aplicada por la marca en los últimos lanzamientos. Asimismo, en la zaga resalta la doble salida de escape y su spoiler, más prominente, así como los faros con tecnología LED.