
La cultura de los hoodies (sudaderas con capucha) amenaza con cobrarse una víctima que parecía bien consolidada en los armarios de los miembros de consejos de administración de la industria automovilística: la corbata.
Conforme avanza la digitalización del sector del automóvil, también los códigos de vestimenta evolucionan a imagen de la industria tecnológica liderada por Silicon Valley. Así lo ve incluso Dieter Zetsche, consejero delegado de Daimler, tal y como señaló en una reunión con ejecutivos a la que acudió la semana pasada en vaqueros, con camisa, una americana... Y sin corbata.
Durante dicha reunión, Zetsche expuso una diapositiva en la que aparecía Mark Zuckerberg, su homólogo en Facebook, vestido con una sudadera de Adidas. "Esto se ve también cada vez más a menudo en nuestra fábrica de Sindelfingen", dijo el CEO de Daimler en referencia a la centenaria planta automovilística de Mercedes-Benz.
Pero Zetsche no es el único que parece querer seguir esta tendencia. El significante de la corbata está desapareciendo rápidamente de los cuellos de los líderes de empresas alemanas de gran tradición como Volkswagen o Bosch. El mensaje que subyace tras esta moda es que los fabricantes alemanes quieren demostrar que pueden adaptarse al mundo digital modificando la forma en que hacen negocios.
Esta nueva informalidad proviene incluso desde arriba, como ocurrió en el caso de Volkswagen cuando sus ejecutivos acudieron a una reunión de gestión sin corbata el pasado mes de diciembre. "Si se quiere mostrar al mundo que estás a la vanguardia, no llevas una corbata", dice Manfred Abraham, socio de la consultora de gestión de marca BrandCap.
Las corbatas tienen una historia de simbolismo en Alemania. El expresidente de Volkswagen Ferdinand Piech tomó acciones legales contra la revista Wirtschaftswoche hace una década después de que esta afirmara que el ejecutivo alemán prefería "corbatas estridentes con motivos de caza". Piech argumentó a través de su abogado que una corbata suya que mostraba a un elefante y un hombre con un rifle era un motivo de guerra no relacionado con la caza. En eventos públicos posteriores, Piech optó por corbatas menos controvertidas para evitar dar vida a la polémica.
Por lo tanto, incluso si la corbata acaba desapareciendo como necesidad corporativa, no debe darse por muerta por completo. Ha estado de moda durante más de un siglo y sus raíces se remontan a la antigua Roma. Su futuro es como una elección de estilo, no un deber, considera Abraham, de BrandCap: "El look elegante todavía está vivo y coleando".