
Los grandes grupos automovilísticos a nivel mundial se han lanzado en una carrera por posicionarse en en el mercado iraní con el fin de posicionarse en una situación preferente tras el fin de las sanciones que llega con el acuerdo que limita el programa nuclear de la República Islámica.
Aunque el histórico pacto aún debe enfrentarse a ciertos obstáculos, como la oposición de un escéptico Congreso estadounidense, los fabricantes de automóviles se relamen ya pensando en las posibilidades que se les abre con la apertura del mercado iraní, pues serán uno de los grandes sectores beneficiados del fin de las sanciones.
De hecho, algunos de ellos llevan alrededor de dos años posicionándose con más o menos discreción en el país persa desde que en 2013 se pusieron en marcha la última ronda de negociaciones y se suspendieran las primeras sanciones. Incluso, pocas horas después del anuncio del acuerdo definitivo el pasado martes, Peugeot había ya esbozado sus planes para retomar la producción en Irán con el fin de reclamar y defender la posición de liderazgo de mercado que mantenía hace cuatro años, antes de que las sanciones del Consejo de Seguridad se hicieran más estrictas.
El potencial del "último gran mercado emergente"
"Los líderes de la industria están ansiosos por entrar en Irán", asegura Thomas Wuelfing, presidente de Germela, una firma de consultoría alemana especializada en el comercio de Oriente Medio. En lo que se refiere a la industria automotriz, afirma, "es el último gran mercado emergente".
Las matriculaciones de automóviles iraníes se acercaron a 1,6 millones de coches en su apogeo en 2011, antes de que el negocio automovilístico se desplomara bajo el peso de las sanciones en 2012. La producción nacional se redujo en un millón de vehículos durante los dos años siguientes, lo que supuso la destrucción de más de 100.000 puestos de trabajo.
En el deshielo parcial desde 2013, las ventas se han recuperado hasta alcanzar las 1,2 millones de unidades matriculadas que se esperaban para este año, según IHS Automotive. Pero ahora, el fin de las sanciones podría hacer que el mercado se disparase hasta las 1,6 millones en 2016, según esta firma, y muchos en la industria ven el potencial para una mayor expansión del mercado iraní por encima de las 2 millones de unidades vendidas.
En su regreso al país, los fabricantes de coches europeos se enfrentan ahora a una mayor competencia, con los coches de marcas rivales chinas como Chery y Lifan, cuyos coches de bajo coste han ganado terreno en los últimos tiempos gracias precisamente a las sanciones, tal y como explica Michel Jacinto, analista IHS Automotive. Pero las marcas de mayor calidad deben recuperar la cuota de mercado en un aumento de la economía post-sanciones, añade Jacinto, con los fabricantes de automóviles japoneses también en buena posición para beneficiarse. "Para Peugeot y Volkswagen (gran rival de la francesa en la región), el éxito en Irán es muy importante. Es la puerta de entrada a la región de Oriente Medio", concluye el experto.
Las intenciones de las automovilísticas
Tras el anuncio del acuerdo, no ha habido, aparte de la de Peugeot, ninguna reacción inmediata por parte de otros fabricantes rivales como Renault o Volkswagen, pero las fuentes internas revelan que casi todos los grandes nombres de la industria están activos en un segundo plano.
Volkswagen, que previamente construyó su compacto de bajo coste Gol con su socio iraní de Kerman Khodro, está ahora en las "primeras deliberaciones" sobre una ofensiva de sus marcas más asequible, Skoda y Seat, una vez que se reabra el mercado, afirma un ejecutivo de nivel medio dentro del grupo. "Los viejos lazos de la región dan los franceses una cierta ventaja", pero también vemos el potencial lucrativo de este mercado", expone esta fuente anónima.
Por otro lado, puede que las americanas General Motors y Ford tengan que esperar más tiempo para desembarcar en Irán pues las sanciones estadounidenses seguirán aún vetando a los estadounidenses y sus bancos hacer negocios en Irán.
Por su parte, Peugeot disfruta de una notable ventaja a pesar de su decisión de dejar de apoyar en 2012 a Irán en el ensamblaje de modelos obsoletos fabricados en Europa bajo la presión de la americana General Motors, entonces accionista de la firma francesa.
Su socio de fabricación Iran Khodro, el mayor productor de automóviles del país, comenzó entonces a aprovechar las piezas para los Peugeot 405 y 206 procedentes de intermediarios para restaurar la marca hasta casi el 30% de cuota de mercado para la marca. Las matriculaciones de coches Peugeot "no autorizados" se mueven ahora mismo en torno a las 350.000 unidades al año, según el fabricante francés, que no mete estas ventas en sus resultados.
Para mantener ese punto de apoyo con la reapertura del mercado, Peugeot planea invertir en la producción iraní con la adjudicación de nuevos modelos que utilicen sus últimas arquitecturas y motores, tanto para ventas nacionales como para exportación. Las conversaciones en curso con socios potenciales están "más avanzadas" de nuevo con Iran Khodro, reconoció la compañía a Reuters el martes.
Renault, con un rol de menor importancia en Irán con una cuota de mercado del 5,9 por ciento antes de que se endurecieran las sanciones, también está estudiando sucesores más competitivos a su modelo Logan de primera generación, que todavía se vende allí bajo el nombre de Tondar.
"Irán es un mercado en el que tenemos ambiciones, pero no somos los únicos", admitía el jefe de ventas de Renault Jerome Stoll semana pasada. "Vamos a tener que encontrar una respuesta a la demanda real de los consumidores, en lugar de una respuesta retrospectiva a la demanda que ha estado en cautividad durante años."