Los fabricantes europeos se encuentran en una encrucijada. Necesitan incrementar sus ventas pero a la vez reducir los costes ante un mercado cada vez más globalizado y competitivo. Hasta ahora habían buscado los proveedores más cercanos para mejorar la logística de la producción. Pero las cosas han cambiado al encontrar en los países emergentes fabricantes que trabajan con precios imbatibles.
Las nuevas tendencias del mercado, que reclama modelos sencillos de bajo precio y los acuerdos financieros con empresas asiáticas, como el caso de PSA con Dongfeng, han favorecido los contactos con proveedores de aquellos países, hasta ahora desconocidos. Renault acaba de lanzar su Kwid para el mercado indio, fabricándose casi la mitad de sus componentes en aquél país.
El ahorro conseguido en el cambio de proveedor para algunas piezas podría ser del 20 por ciento, ante lo cual los proveedores tradicionales europeos tendrán que ajustar mucho sus precios para conservar los contratos de suministro.
En un principio, el destino de estas nuevos recursos industriales, provenientes de exóticos fabricantes como Hubei Zhengao, Jingzhou Henglong o Inteva Zhenjiang, serán utilizados por las marcas francesas a sus modelos destinados a mercados emergentes de Europa, Rusia y Oriente. Más tarde habrá que ver si los estándares de calidad permiten a esas empresas competir directamente con los gigantes del sector, como Bosch, Valeo, Continental, ZF, etc.
Hasta ahora, los proveedores asiáticos no alcanzaban en tecnología con los europeos, pero han mejorado mucho sobre todo en el campo de la electrónica y ya están en disposición de suministrar equipos complejos por unos costes inferiores. Y no solamente en cuanto a componentes sino también en el utillaje industrial y la matricería necesarios para la producción en serie de los vehículos.
Renault apuesta por el low cost