
La fuerte irrupción de coches low-cost de marcas como Tata o Dacia y los importantes descuentos que los concesionarios han ofrecido durante la crisis para combatir el descenso de la demanda han provocado que muchos compradores duden a la hora de comprar un automóvil: ¿qué conviene más, pues: un coche nuevo, uno usado en buen estado o uno de bajo coste?
Para ayudar a tomar la decisión, desde Autocasion.com ofrecen una serie de claves para dilucidar cuál es la opción más recomendable en cada caso.
Por un lado, entre ofertas y ayudas públicas como las del Plan PIVE o el PIMA Aire, los descuentos de los coches con respecto a su precio inicial de venta pueden llegar hasta el 15%, acercándose así a las unidades disponibles en el mercado de segunda mano con pocos kilómetros en su marcador... ¿Cuál es mejor opción entonces?
Obviamente, depende de los gustos y necesidades de cada uno: si el automóvil es nuevo, podrá elegir color, acabado y equipamiento 'a medida', mientras que en los usados es más difícil ajustarse a los criterios exigidos exactos.
Ahora bien, cuando uno y otro se vendan por el mismo precio, lo más probable es que el de segunda mano siempre venga mejor equipado, por lo que no puede desecharse la opción si el kilometraje no es excesivo; eso sí, conviene tener en cuenta que el nuevo tendrá dos años de garantía y eso le compensará cuando se enfrente a la ITV o a las revisiones. Y a la hora de tasarlo para una posible venta, además, contará con la ventaja de una matrícula más reciente.
¿Nuevo low-cost o usado?
Por otra parte, cuando en la ecuación entra un vehículo de bajo coste como los que citábamos al principio, las dudas se acentúan: sí, se puede llegar a estrenar coche 'de paquete' por menos de 10.000 euros, pero éste, por regla general, se tratará de un modelo basado en plataformas y tecnologías con varios años a sus espaldas, aunque hayan sido actualizados en materias como seguridad para poder ser verdaderamente competitivos.
En este punto, convendrá estudiar con más detenimiento la unidad de segunda mano, dado que probablemente haya disponible alguna por un precio equivalente y con mejores motor y equipamiento; lo mismo de antes: no es nuevo, pero puede llegar a compensarnos más en algunos casos si se ajusta más a nuestra demanda.
En definitiva, como regla general, es preciso que valorar qué es lo más importante, qué buscamos (equipamiento, espacio, prestaciones...). Después, lo aconsejable es acudir primero al mercado de segunda mano por si nos ofrecen, por el mismo dinero que pensábamos destinar a la compra de un coche nuevo, un nivel superior de esas necesidades más espacio, equipamiento o prestaciones en un usado.
En caso afirmativo, nos aseguramos de que el coche en cuestión cumpla los requisitos mínimos para comprar sin riesgos; si no encontramos fácilmente esa alternativa de segunda mano, podremos decantarnos definitivamente por un automóvil nuevo y centrarnos en el 'regateo' con los concesionarios.