Resulta curioso cómo distintos fabricantes de automóviles se plantean diferentes formas de combatir la crisis de demanda que todos sufren en Europa: mientras, por ejemplo, el Grupo Volkswagen se plantea crear una marca de bajo coste para mercados emergentes, Renault, que ya cuenta con Dacia en el mercado 'low-cost', da la vuelta y apuesta por ampliar su gama con una firma de coches de lujo.
Esta posible decisión, anticipada por el consejero delegado del grupo automovilístico francés la pasada semana, se enmarca en una estrategia para conquistar nuevos públicos. "Ello nos ayudaría desde el punto de vista de la rentabilidad, como todo el mundo mira siempre a Volkswagen y a lo que Audi representa para el grupo", explica Carlos Tavares, CEO de Renault.
Pero más que una, Renault cuenta con disponer de dos marcas de alta gama, una de las cuales será la recuperación del mítico sello Alpine para sus coches deportivos: así, el anuncio de la vuelta del legendario A110, cincuenta años después de su nacimiento, puede contextualizarse de una mejor forma tras el citado anuncio. "Tener una marca deportiva como Alpine representa un cambio de estrategia real", insiste Tavares.
Así, el grupo francés pretende contar con cuatro marcas comerciales: Renault, Dacia, Alpine y la que parece será su inminente firma premium. Así, Renault dispondrá de una oferta de vehículos adaptada a todos los bolsillos -desde el 'low-cost' de Dacia a la alta gama de nueva creación- con la que poder combatir las constantes caídas en las ventas de coches en Europa, región en la que en 2011 concentró el 65% de sus entregas mundiales; en lo que va de 2012, el fabricante galo acumula ya un descenso del 19% en sus ventas europeas.
Renault triunfa con el low-cost de Dacia