No se llama Kitt, sino Platero, pero es la versión española del coche fantástico creada por el CSIC. Aparentemente es un turismo normal pero en sus entrañas guarda un secreto.
Un lío de cables y aparatos que consiguen obrar el milagro... de que el coche sea capaz de desplazarse sin que nadie lo conduzca.
Los investigadores del CSIC llevan más de 15 años desarrollando este prototipo, por eso hoy ha habido orgullosa foto de familia.
La directora del proyecto explicaba cómo consiguen que el coche no se estrelle: el sistema de navegación permite al coche conocer su posición con un márgen de error de 50 centímetros, y gracias a un sistema de visión artificial puede reconocer la calzada y los obstáculos que puedan aparecer en ella.
Aunque parece fácil la imagen en carretera no deja de sorprendernos: ver a los investigadores leyendo tranquilamente inquieta, cuanto menos. Habrá que acostumbrarse a ello, porque estiman que en 15 años todos podremos ir al volante así de relajados.