Motor clásico

El Porsche 911 pone punto y seguido

A pesar de que han pasado más de cinco décadas entre las dos imágenes de la galería superior, el 911 se mantiene fiel a sus conceptos básicos y sigue siendo una gran referencia.

Han pasado 52 años desde que el Porsche 911 viera la luz. Auténtico icono de la deportividad, este modelo fue presentado ante el público en el Salón de Fráncfort de 1963 como sustituto del mítico 356. Curiosamente, sus creadores lo bautizaron como Porsche 901, pero se vieron obligados a cambiarle el nombre porque Peugeot había registrado todas las denominaciones de tres cifras con un 0 en medio. El diseño fue obra de Butzi Porsche, hijo de Ferry Porsche y nieto de Ferdinand Porsche -a quien Hitler encargó en plena II Guerra Mundial el desarrollo del Volkswagen Escarabajo-.

El nueveonce destacó rápidamente por su disposición mecánica, que lo convirtió en un rara avis por su condición de todo atrás, en la que el motor iba descolgado más allá del eje trasero. Ningún fabricante optaba en aquel entonces por semejante rareza, ya que, entre otras cosas, otorgaba al coche un reparto de pesos muy desigual.

Sin embargo, el nuevo Porsche deportivo se convirtió al instante en un verdadero triunfo de la industria de la automoción. Su propulsor de 6 cilindros bóxer fue evolucionando con los años pero de forma somera. Le costó nada menos que 35 años abandonar la refrigeración por aire forzado y en su gama siempre tuvieron especial protagonismo los motores atmosféricos capaces de estirarse como un chicle hasta la zona alta del cuentavueltas mientras regalaban un sonido sencillamente glorioso a los oídos de quien tenía la suerte de poder exprimirlos.

Adaptándose a los nuevos tiempos

Pero los tiempos cambian y, debido a las nuevas normativas anticontaminación y a la fiebre por el downsizing, a nuestro querido 911 no le ha quedado más remedio que adaptarse a las circunstancias.

Por ello, con el lavado de cara de la séptima generación (código interno 991), el Porsche ha dado un giro inesperado que le ha llevado a desterrar sus motores de aspiración. Con las nuevas versiones Carrera y Carrera S da comienzo la era Turbo. Un nuevo capítulo en su historia, protagonizado por un bóxer de seis cilindros que reduce su cubicaje hasta los 3,0 litros y que se nutre de la sobrealimentación de dos turbocompresores que, todo sea dicho, mejoran las cifras de potencia, la capacidad de aceleración y la eficiencia en términos de consumo y emisiones.

Con esta noticia, seguramente los más puristas de la marca se darán cabezazos contra la pared, igual que lo hicieron cuando la marca decidió apostar por las berlinas y los todoterrenos. Pero todo pasará y el 911 seguirá siendo el rey.

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