Con la llegada de agosto, la competición de Fórmula 1 ha entrado en un receso de tres semanas para que equipos y pilotos puedan disponer de unos días de descanso tras la intensa temporada que está teniendo lugar este año. Durante este período, la FIA obliga a las escuderías a mantenerse en total inactividad.
Hasta el próximo 28 de agosto no se celebrará la próxima prueba de la categoría reina del motor (GP de Bélgica), por lo que no será hasta los días previos cuando los pilotos puedan volverse a subir a su monoplaza para rodar sobre el asfalto de Spa-Francorchamps.
Así, desde el lunes día 8 y durante dos semanas las fábricas de los equipos deberán permanecer cerradas obligatoriamente. Incluso, según indicó Marc Gené (piloto probador de Ferrari) el pasado domingo a la cadena Cope, la FIA vigilará con videocámaras que nadie entre ni salga en las sedes de los equipos, para garantizar que nadie se salte ilegalmente el período de inactividad.
Tal es la psicosis en el circo de la Fórmula 1 con respecto a este tema que ni siquiera pueden enviarse correos electrónicos entre los componentes de un equipo, lo cual todos cumplen por miedo a la dura sanción que, según Gené, la FIA impone a los infractores en caso de ser descubiertos.
Una norma de satisfacción
Por tanto, pilotos y staff técnico aprovecharán para descansar y recargar energías para afrontar con fuerzas la segunda parte de la temporada. A partir del último fin de semana de agosto, se disputarán ocho Grandes Premios en apenas tres meses, muchos de ellos de manera consecutiva y sin apenas descanso. Por ello, a pesar de no poder seguir trabajando en el monoplaza durante el parón de verano, todos agradecen las dos semanas durante las que podrán disfrutar de sus familias y aficiones, igual que cualquier otra persona en estas fechas estivales.
McLaren volverá fuerte
