
Cinco años después de que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) decidiera implantar los motores V8 en la Fórmula 1, esta mecánica cumple sus cien primeras carreras en la competición. No obstante, los V8 son propulsores con fecha de caducidad: en 2014 desaparecerán.
El Gran Premio de Hungría, que se disputará este fin de semana en el circuito de Hungaroring, será una fecha para marcar en el calendario. En Hungría, Nico Rosberg (Mercedes GP) cumplirá su prueba número 100 en la Fórmula 1, mientras que para Jenson Button (McLaren) será la 200.
Pero, al margen de los citados, otro centenario centrará la atención de analistas y aficionados este fin de semana. Los motores V8, que ya llevan en el circuito más de cinco años, cumplen también su carrera número 100 en la competición, desde que se disputara la primera en Bahrein 2006.
Atrás quedaron los tiempos en los que el motor de ocho cilindros tenía que durar obligatoriamente dos fines de semana de competición completos (en los entrenamientos libres, podía utilizarse otros distintos); o la temporada en que se limitaba el número de propulsores que se podían utilizar en una temporada; o cuando, más recientemente, se les permitió equipar el famoso KERS.
Un dato revelador e impactante: con el V8 de Mercedes-Benz, se han recorrido más de 100.000 kilómetros sólo en carrera, lo que representa un 89% del total posible. El fabricante alemán explica que estos motores, bajo la normativa de 2006, tenían una vida útil de 1.000 kilómetros, mientras que bajo las condiciones actuales su duración ha aumentado hasta los 2.000 kilómetros.
Cien carreras después, los V8 han contribuido de manera decisiva a la historia más reciente de la Fórmula 1 gracias, en buena medida, a la siempre polémica normativa de la FIA que los ha 'condicionado' o 'liberado', según se le antojaba en cada momento.
Pero estos motores de ocho cilindros montados en 'V' tienen ya fecha de caducidad, pues serán sustituidos por nuevos motores V6, más ecológicos y menos ruidosos, en 2014. En principio, el cambio estaba previsto para 2013, pero ante las presiones de los equipos y los fabricantes, la FIA decidió aplazar su introducción hasta un año más tarde.