
España es la cuna de varios inventos que han cambiado el curso de la historia. Por ejemplo, el ingeniero murciano Isaac Peral revolucionó la navegación submarina al diseñar el primer submarino sumergible impulsado por energía eléctrica. También, el autogiro, obra de Juan de la Cierva y precursor de los helicópteros modernos. O la jeringuilla desechable de plástico, creada por Manuel Jalón y que significó un avance reduciendo la propagación de enfermedades. En esta lista ocupa un lugar especial la creación del primer cable aéreo o mejor dicho, el teleférico.
Este aparato fue diseñado porLeonardo Torres Quevedo en 1887, un ingeniero "que no es universalmente conocido, pero que debería tener mayor reconocimiento", asegura Manuel Romana, responsable del Museo Torres Quevedo de la Universidad Politécnica de Madrid. "Torres Quevedo realizó varias pruebas cerca de su casa, en Cantabria, y tras un fracaso al llevarlo a Suiza, el teleférico fue un éxito en el monte Ulía, en San Sebastián, donde se encontraba el parque de atracciones de la ciudad", explica Manuel Romana. Una vez que el parque cerró, el transbordador funicular –como se le llamaba en aquella época– quedó en desuso y Torres Quevedo decidió llevarlo a las cataratas del Niágara. "Tras obtener los permisos con las autoridades, éste diseñó un teleférico más grande y su hijo se encargó de construirlo", cuenta Manuel Romana. Este prototipo lleva en servicio desde 1916 y su cabina representa los colores de la bandera española.
Llegados al siglo XXI, los teleféricos han permanecido como una atracción turística. Estas sillas te pueden llevar a lo más alto del Teide, sobrevolar Madrid o ver África desde la Costa del Sol. Sin embargo, han tenido también otras utilidades a lo largo del tiempo. En el año 2008 las cabinas del teleférico de Montserrat, en Cataluña, sirvieron para evacuar a 1.500 personas tras un desprendimiento de tierra. Tambén han otorgado nuevos horizontes a pequeñas localidades. Por ejemplo, en Fuente Dé, un pueblo cántabro que pasó de ostentar cuatro negocios a tener más de medio centenar en los últimos tiempos gracias a la afluencia de sus cabinas. Todos los teleféricos del panorama nacional tienen alguna peculiaridad y regalan distintas experiencias a sus visitantes Aquí, os dejamos un recorrido por los teleféricosen activos de nuestro país:
Teleférico de Montserrat
Los teleféricos tal y como los conocemos hoy en día tienen su primera aparición en Cataluña. El llamado Aeri de Montserrat vio la luz un 17 de mayo de 1930 después de casi dos años de construcción. Este teleférico tiene una longitud de 1.350 metros y salva un desnivel de 544 metros de altura. Cada viaje, de cinco minutos, transporta a 36 personas.
Teleféricos de Barcelona
La Ciudad Condal es la que más teleféricos tiene de toda España. Posee dos y este par de tramos tiene que ver con la zona de Montjuic. Por un lado, el Teleférico del puerto, inaugurado en 1930 y que conecta el puerto de Barcelona con Miramar, en la ladera de la montaña de Montjuic. Por otro, y muy cercano a este primero, el Teleférico de Montjuic, que da acceso a la montaña y sube hasta el castillo de este conocido barrio barcelonés desde el año 1970 y que sobrevoló varias instalaciones deportivas durante la celebración de los Juegos Olímpicos en 1992.
Teleférico de Fuente Dé
Nadie creía en este proyecto pero el Teleférico de Fuente Dé ya lleva más de medio siglo funcionando en los Picos de Europa. Hoy en día, las colas en la entrada no dejan tiempo de descanso a los operarios. El Mirador del Cable es su última parada y las vistas a sus más de 1.800 metros de altitud atraen a mucha gente. La zona de Liébana no tenía grandes expectativas. No obstante, hoy en día el servicio se prolonga durante 12 horas.
Teleférico de Madrid
Madrid dio un paso hacia la modernidad con la inauguración de su propio teleférico en 1969, que le dio un nuevo aire a al capital española. Y no todo fue un camino de rosas. La idea era darle vida durante las fiestas de San Isidro, pero los vecinos formalizaron sus quejas alegando que esta construcción no respetaba la intimidad de sus casas. La trayectoria de estas cabinas madrileñas comienza en el paseo del Pintor Rosales para terminar en la Casa de Campo.
Teleférico del Teide
El pico más alto de España también es todo un tesoro geológico. Y las personas que lo deseen pueden subirlo en teleférico y evitar andar hacia arriba. Su punto más alto reposa a solo 160 metros de la cima del Teide, otorgándole el título del teleférico más alto del país. Se inauguró en 1971. La parte negativa para esta construcción es que en los últimos tiempos ha sido noticia por varios problemas con accidentes en los que centenares de personas necesitaron rescate por distintas vías como cuerdas o helicópteros.
Teleférico Benalmádena
En la Costa del Sol también se puede subir a la montaña a lomos de un teleférico. De los activos es el más joven, siendo inaugurado en el 2000. Desde sus inicios es todo un atractivo turístico, conectando la localidad de Arroyo de la Miel con la cima del Monte Calamorro. En los días más despejados se puede apreciar África desde lo alto de este monte.