
El agua parece ser el único elemento que evita que las vías de tren unan a los continentes entre sí. Si no fuera por los océanos, el mundo estaría 'cosido' por esas cremalleras que nos llevan de aquí para allá de forma cómoda y nostálgica. Algunas se han convertido en rutas clásicas que son un destino en sí mismas. A bordo de los trenes que las recorren, de lo que se trata es de disfrutar el propio viaje y deleitarse con la pompa que ofrecen. Información facilitada por la web de estilo de vida de lujo azureazure.com.
Quizás el más famoso de todos los trenes de lujo sea el Orient Express, que nació para cubrir la ruta desde París -y Londres, después- hasta Estambul. Pero hay muchos más. Está su álter ego asiático: el Eastern and Oriental Express, que atraviesa algunos de los paisajes más exóticos del mundo en su trayecto por Singapur, Tailandia, Malasia y Laos.
Para descubrir la Ruta de la Seda está Le Transsibérien Golden Eagle, que tarda 21 días y 20 noches en llegar de Moscú a Pekín. Y por tierras asiáticas discurre asimismo el lujoso tren indio Palace on Wheels, propio de marajás. En las remotas Nueva Zelanda y Australia también hay trenes míticos. Es el caso del Coastal Pacific, el Indian Pacific y el célebre The Ghan, que recorre el Centro Rojo australiano en uno de los trayectos en tren más largos del mundo, de Adelaide a Darwin.
En Europa destaca el Belmond Royal Scotsman, con 20 cabinas, que transita las Highlands o Tierras Altas de Escocia y en el que se celebran cenas de etiqueta donde los hombres visten de esmoquin o con las tradicionales faldas escocesas (o kilts). También está Al Andalus, un verdadero palacio sobre ruedas, que ofrece paseos por distintas regiones de España como Andalucía o Extremadura, con itinerarios como el Camino de Santiago o la Ruta del Vino Ribera del Duero y Rioja. Y en Suiza se distingue el exclusivo Glacier Express, que emplea alrededor de siete horas en desplazarse de la estación de Zermatt hasta Davos o a la famosa estación alpina de St. Moritz. Como Al Andalus, muchos trenes turísticos de lujo emulan a los cruceros, con paradas en ciudades y pueblos para que los pasajeros puedan realizar excursiones y conocer un poco más el área por la que transitan.
De Europa bajamos a África. Allí, el Rovos realiza el trayecto ferroviario entre Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, y El Cairo, en Egipto, con algún safari incluido. Su alternativa, también lujosa, es el Blue Train, que transita por Sudáfrica.
En el continente americano sobresale el legendario Belmond Hiram Bingham, de Cuzco a Machu Picchu, en Perú, y el Andean Explorer, de Cuzco a Puno, en su recorrido a orillas del lago Titicaca y, al norte, los canadienses Rocky Mountaineer y The Canadian (o Le Canadien), que realiza una ruta transcontinental.