Cristina Valls Taberner y su marido Francisco Reynés, buscan el barco de sus sueños. El matrimonio, que vive en permanente Luna de Miel desde que se dieran el 'sí quiero' el pasado mes de mayo, aprovecharon la presencia del Salón Náutico Internacional de Barcelona para visitar varios yates a la venta.

Pese a que la empresaria y el consejero delegado de Abertis, empresa concesionaria de autopistas, llevan juntos casi dos años, siguen tan enamorados como el primer día. Pasearon su amor por la Ciudad Condal, y es que apasionados de la navegación se mostraron muy interesados en alguna nave expuesta en el Salón Náutico.

La discreción de Cristina, unida a la del grupo de amigos comunes de la pareja, hizo que la relación entre ambos pasara prácticamente desapercibida, pero 'una imagen vale más que mil palabras' y les hemos visto una vez más muy felices. Lejos de organizar una gran celebración, la hija de Javier Valls, se casó en una romántica, discreta y familiar ceremonia, reflejo de lo que siempre ha sido su vida.

Dueña de su propia empresa, Chris&Chris, y consejera de un Banco brasileño, Cristina, de 37 años, por fin, ha encontrado a su príncipe azul, este empresario de 52 años, con tres hijos, que enviudó hace cinco y que ha conseguido dibujarle una enorme sonrisa.

Valls-Taberner está muy ilusionada con su matrimonio. Anteriormente, a la empresaria se le relacionó con Cayetano Martínez de Irujo, con Isak Andic (dueño de Mango), con el hijo de Marcelino Oreja y con Ignacio Fuster, primo de Álvaro Fuster.

La primogénita de quien fuera copresidente del Banco Popular, Javier Valls-Taberner, que siempre ha sido muy discreta con su vida personal que no tenga nada que ver con su actividad profesional, disfruta de unos románticos días de descanso con su marido Francisco.

Recorrieron el Salón Náutico de Barcelona. Se mostraron muy interesados en los precios de varios yates de lujo y de si tenían dos o tres dormitorios. Muy pendientes de las ofertas de la empresa marina estrella, una náutica que ofrece barcos nuevos en la Ciudad Condal.

Cristina, que iba muy elegante a la par que informal con blusón blanco, pantalón beige y bolso marrón, se mostró muy cariñosa con su marido al que cogió en más de una ocasión del hombro. La joven estaba feliz, y es que seguro que encontró algún yate que le gustaba.